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Los polacos acogen con calma el nombramiento del general Jaruzelski como primer ministro

La designación del ministro de Defensa polaco, Wojciech Jaruzelski, como nuevo primer ministro fue acogida en calma por la población, que no parece dar al nombramiento un tono dramático. El propio Lech Walesa, presidente de la confederación sindical libre Solidaridad, al comentar el nombramiento, afirmó que "la situación no sería peor» para la organización sindical independiente. El lider obrero, ante la negativa para legalizar Solidaridad Rural, comentó que la organización obrera libre «tiene que apretar las filas ahora más que nunca».

La noticia del nombramiento de Jaruzelski, dada a tiempo para que la recogiesen los periódicos, aparece solamente en última línea en la Prensa oficial; incluso no se publicó la fotografía del general-primer ministro.Este reajuste sorprendente del Gobierno polaco coincidió con una distensión en el terreno social: un acuerdo de última hora se firmó en Jelenia Gora, que ponía fin a la huelga general desencadenada el lunes.

Para los observadores en Varsovia, el nombramiento de Jaruzelski como primer ministro demuestra un cambio en la política respecto a Solidaridad, especialmente en lo que concierne al uso de la huelga, pero no constituye una victoria de los partidarios de mantener una línea dura respecto a las relaciones con la organización de Walesa.

El Comité Central del partido comunista polaco (POUP), se afirma en Varsovia, supo dirigirse a la población para comunicarla su grave mensaje («la patria está en peligro»), sin recurrir al Estado de excepción. Se señala que los polacos son muy respetuosos con su Ejército, símbolo de la independencia nacional.

Además, el ministro de Defensa y ahora primer ministro está considerado como un próximo del primer secretario, Stanislaw Kania, quien durante diez años fue responsable de la seguridad en el Ejército. Los dos hombres se opusieron desde el principio al uso de la fuerza contra los huelguistas en los acontecimientos del pasado verano en el Báltico.

Parece seguro que la elección de Jaruzelski como primer ministro es de matiz político y expresa la voluntad, cara a las presiones que recibe Polonia de sus vecinos y aliados, de dar a la crisis polaca una solución a la polaca, según los observadores, para quienes, en caso de fracaso de tal política, la intervención exterior sería inevitable.

La atmósfera en la que se abrió ayer en Varsovia la sesión del Tribunal Supremo sobre la cuestión de la legalización de Solidaridad Rural, rama campesina de Solidaridad, muestra que las autoridades no están dispuestas a utilizar la represión. Varios miles de agricultores se concentraron ante la sede del Tribunal Supremo, llevando banderas y pancartas solicitando el reconocimiento de su sindicato. En ningún momento fueron molestados por la policía.

Entresijos de los reajustes

La significación profunda de los reajustes ministeriales será conocida, después de la confirmación ayer por el parlamento (Sejm) de Jaruzelski, con la composición del nuevo Gobierno. Si el general Wojclech Jaruzelski conserva la cartera de Defensa, el poder real lo ejercerá un colectivo de viceprimeros ministros, cuya composición será significativa.

Al contrario; si Jaruzelski abandona sus funciones militares, su reemplazo a la cabeza del Ejército, en período de crisis, puede crear problemas considerables, en tanto el ministro de Defensa debe contar con la confianza de los soviéticos.

En lo que concierne a la línea que el nuevo equipo gubemamental siga respecto al movimiento sindical, ha sido trazada en gran medida ya. El Gobiemo Pinkowski era incapaz de respetar la letra de los acuerdos de Gdansk, Szczecin y Jastrbie.

El equipo del general Jaruzelski tratará, por un lado, de renegociar con los sindicatos los acuerdos del pasado verano para adaptarlos a las necesidades del momento, conforme a las recomendaciones del octavo pleno del Comité Central del POUP, y, por otro, de poner a punto las estructuras para un acuerdo duradero con el movimiento sindical.

También la caída de Pinkowski fue acompañada por la destitución de Franciscek Kaim del Comité Central y, sobre todo, la de Zdzislaw Grudzien, vinculado al ex primer secretario Edvard Gierek cuando el primero era secretario del partido en Kattowice.

Por otra parte, el órgano oficial del Ejército polaco, Zolnierz Wolnosci, solicitó ayer la pena de prisión para Lech Moczulski, presidente del partido político (oposición ilegal) Confederación de la Polonia Independiente (KPN), quien se encuentra encarcelado con otros colaboradores de la misma formación desde el pasado mes.

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