"Sería deshonesto y oportunista que modificáramos nuestro espacio político hacia la derecha"
«Sería deshonesto y oportunista que modificáramos nuestro espacio político simplemente porque algunos suponen que en el mundo se está produciendo un vuelco derechista», afirmó Adolfo Suárez en el discurso con el que abrió ayer el II Congreso de UCD. Su intervención, con la que se despedía de la presidencia ante los compromisarios, insistió en la necesidad de mantener la línea reformista y la unidad del partido, reconociendo su diversidad interna. También pidió que se apoyase al candidato centrista a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo. En resumen, Adolfo Suárez dijo:
«En estos momentos tenemos que sobreponernos a la emotividad y actuar desde la serenidad y esforzarnos por conducir este acto de apertura de nuestro congreso a la más estricta normalidad. Que nadie espere de mí, por tanto, nuevas ocasiones para que el ambiente se cargue de mayor tensión.Quiero que mis primeras palabras sean un recuerdo emocionado para todas las personas asesinadas por el terrorismo, que nosotros tenemos muy presentes. Algunas de ellas murieron por el solo hecho de ser militantes de UCD.
Tenemos que advertir el peligro de la irreflexiva visceralidad. A veces las legítimas y fecundas discrepancias han impedido obtener resultados a los que la colectividad tenía derecho. Como han dicho muchos escritores, en nuestra tierra el rasgo predominante es el individualismo rebelde a la solidaridad. Por eso tenemos que hacer un ejercicio de rigor y autenticidad. Si UCD ha vivido una crisis interna es, por encima de todo, una gran fuerza política capaz de responder con largueza a todas las dudas y expectativas que han precedido, en forma de acalorada polémica, las sesiones de este congreso. Tenemos que contrastar nuestras opiniones, pero sin consentir que nos manipulen desde fuera.
No trato de prejuzgar ninguna conclusión, pero creo que es evidente que me inclino por mantener el carácter genuinamente centrista de nuestro partido y su filosofía de cambio progresivo a partir de la reforma. En este congreso, UCD tiene que saber cuáles son sus necesidades, cuál es el mensaje que la sociedad española espera. Se nos ataca e hiere por lo que U.CD aporta de equilibrio a la sociedad española, porque seguimos siendo el elemento de conciliación de viejas divisiones históricas y el necesario puente tendido entre las dos orillas».
"Debemos asumir que algunas cosas nos han salido mal"
«Tenemos que clarificar lo que España espera hoy de nosotros y para ello debemos asumir que unas cosas han salido medianamente mal, y otras, posiblemente, han salido incluso bastante mal. Todos tenemos alguna responsabilidad tanto en los éxitos como en los fracasos, y yo el primero por mis mayores responsabilidades.
Tenemos que aprender a practicar la política de la paciencia y que la convivencia exige la defensa de las personas que nos representan, y el apoyo y la disciplina respecto de quienes encaman la autoridad surgida de la voluntad democrática de la mayoría.
Hoy tenemos una España distinta y asentada, que ya ha despejado su pesadilla institucional; pero sigue siendo la misma España que determinó la necesaria existencia de UCD. Separados seríamos pequeños ingredientes de un imperdonable fracaso histórico. Sigue siendo necesario un partido que represente a la España de la moderación, a los que casi siempre callan y no se manifiestan en la calle. Por esto debemos dar una respuesta enérgica contra toda tentación de desnaturalización. Sigue siendo imprescindible un partido centrista, que sea consecuente con el mandato obtenido del pueblo en dos elecciones. UCD ha sido atacada desde la derecha y desde la izquierda. Las criticas que se nos hacen demuestran que se quiere ocupar nuestro espacio político.
Sería un peligro de desnaturalización creer que aquí están en juego nuestras opciones personales o de grupo y no las necesidades de todos los españoles. También lo sería enfocar los problemas del partido con una óptica elitista y no con miras a defender un bagaje colectivo; que ahora modificáramos nuestro espacio político simplemente porque algunos suponen que en el mundo se está produciendo un vuelco derechista, y sería un peligro que la pugna por enriquecer y dinamizar las estructuras del partido respondiera a un falso e irreversible cisma interno, en lugar de ser el talante del partido».
«Este, en una palabra, tiene que ser el congreso desde el que UCD defina firme y decididamente la línea política desde la cual ha de afrontar la convocatoria de las elecciones generales de 1983.
Ya saben que ha presentado la dimisión de mis responsabilidades políticas, porque entendía que esta era mi obligación. Era mi deber, y, en la misma medida, era también mi derecho. Era un acto de estricta lealtad y de coherencia con mi propia línea política. Mi vida ha sido y será un permanente acto de lealtad hacia la opción centrista, España, la Corona y el Rey.
Creo que puedo pediros que apoyéis con todas vuestras fuerzas el candidato de nuestro partido para ocupar la Presidencia del Gobierno. Pongámonos a trabajar, pero con la voluntad de aceptar los resultados de este congreso. Una vez debatidos los problemas, que hablen las mayorías y, siempre que sea posible, que se alcancen soluciones de equilibrio y de conciliación.
Hay que reaccionar con valentía desde una propuesta de claridad y de clarificación, can lealtad a la vocación con que concurrimos a dos elecciones generales.
Hay que mantenerse fuertes en la exigencia, pero inflexibles frente a las tentaciones de desnaturalización y de personalismos.
Por eso, entre UCD y Adolfo Suárez, yo he elegido UCD».
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