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Los empresarios exigen a la Administración voluntad política para desarrollar la economía de mercado

Empresarios representativos de distintos segmentos de la producción pusieron de manifiesto en sendas reuniones, organizadas por APD las posibilidades ciertas de mejora en el futuro de sus sectores, perspectivas para las que solicitaron el desarrollo y aplicación del artículo constitucional que reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado, y la voluntad política de poner en marcha un programa de medidas definidas.«Las tácticas del silencio, del aplazamiento o del pudrimiento han dado un resultado pobre. Hay que hablar, hay que hacer y hay que revitalizar», concluyó ayer Antonio Garrigues en una reunión sobre Cómo ven nuestros hombres de empresa la economía española, organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección.

Posibilidad de mejora

El presidente de APD enfatizó sobre las posibilidades ciertas de mejora de los sectores económicos, siempre y cuando la Administración o el Gobierno cumplan compromisos o realicen acciones que en su conjunto paralizaron las dos crisis políticas de 1980, o se adopten medidas de liberación que permitan a los empresarios renovar y flexibilizar sus estructuras. «Los responsables auténticos», dijo, «del proceso liberalizador son, de un lado, el estamento político que tiene que aplicar el artículo 38 de la Constitución, y de otro lado, el Gobierno, que en todos y cada uno de sus programas ha prometido llevar a cabo ese proceso, sin que hasta ahora pueda poner sobre la mesa resultados de tipo global que demuestren su voluntad política».El profesor Fuentes Quintana en su intervención destacó que ante la crisis económica y polítita se corre el grave riesgo de caer en el arbitrismo y la demagogia. Frente a la crisis económica facilitó un credo de cuatro respuestas: moderar rentas y salarios para destruir las expectativas inflacionistas, reducir la dependencia exterior de materias primas, flexibilizar los mercados de trabajo y capitales y practicar políticas positivas de ajuste industrial, junto a una programación de las actividades del sector público.

Miguel Angel de la Rica, presidente del INI, en una dura exposición, criticó y rechazó el tremendismo con que muchos se refieren a las repercusiones que pueda comportar el ingreso en la CEE. Frente a la exigencia que con frecuencia se hace al INI de mantenerse inmáculo, y los reproches derivados de sus pérdidas en medio de la crisis, dijo: «Llega a ser curioso ver y escuchar a las mismas personas o grupos que adujeron en su día razones sociales para ceder una empresa en crisis al INI cómo se rasgan hoy las vestiduras por la carga que suponen al erario público sus resultados negativos».

Después de enfatizar sobre la necesidad de las exportaciones para sufragar la factura del petróleo, el presidente del INI concluyó que en el holding existe voluntad de profundizar en la búsqueda de nuevos negocios y actividades, pero «no buscamos crecer contra nadie».

Pedro Toledo, consejero delegado del Banco de Vizcaya, al finalizar su exposición sobre el sector financiación, resumió que para el presente año se prevén en principio tensiones en la financiación al sector privado, cierto desplazamiento del crédito a corto hacia el crédito a largo, una demanda importante de obligaciones emitidas por empresas españolas, el coste elevado del dinero, con tendencia a reducirse, y una financiación exterior poco interesante para la empresa española, dados sus costes.

Llamamiento a la unidad empresarial

Carlos Ferrer, presidente de la CEOE, clausuró la reunión realizando un nuevo llamamiento a la unidad empresarial («los años ochenta deben ser los años de adaptación al cambio, y es necesario levantar de nuevo este país desde la esperanza y la solidaridad»).En las reuniones participaron destacados empresarios de los principales sectores económicos del país. Leopoldo Calvo Sotelo, vicepresidente del Gobierno, excusó su presencia en el coloquio por la necesidad de acudir al Congreso de UCD, que hoy se inicia en Palma de Mallorca.

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