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Los mineros de Crimidesa han tenido que pagar un alto precio para acabar con la huelga

A las doce de la noche del pasado lunes, empresa y trabajadores de Crimidesa firmaron un documento conjunto con el que, al parecer, se pone fin a la huelga más larga de la historia de este país. La firma del acta, en la que se acepta una salida a los temas fundamentales del conflicto (convenio colectivo, sanciones-despidos y reanudación de las actividades de la mina con regulación de empleo) es el resultado de las conversaciones que venían celebrando a lo largo de la semana anterior. No ha sido calificada como totalmente satisfactoria por ninguna de las partes.

El acuerdo, básicamente, se resume en que los trabajadores de la plantilla de la empresa se reincorporen al trabajo mañana, día 29, admitiendo la empresa ese mismo día, mediante la firma de un nuevo contrato de trabajo, a la mayoría de los despedidos, cuyos casos fueron vistos por la Magistratura de Trabajo de Burgos. En ese nuevo contrato, la empresa respetará la categoría profesional y la antigüedad.Cuatro trabajadores sancionados y cinco despedidos es quizá el precio más alto que los mineros han tenido que pagar por estos casi trescientos días de huelga. Sobre estas nueve, personas se han centrado las mayores discusiones desde que la empresa mantuviese sus despidos como incuestionables a raíz del pasado 28 de octubre, día en que -se produjo la retención de varios directivos en las dependencias de la mina. Los cuatro trabajadores sancionados lo estarán hasta el 29 de julio de este año, fecha en la que se les ofrecerá un nuevo contrato de trabajo estudiando las condiciones del mismo.

Ladislao Alcalde, Miguel Abajo, Juan Toquero, Pedro Medina y José J. de Miguel son las cinco personas sobre las que pesa una sanción de despido por parte de la empresa, y aunque en el documento firmado no se hable para nada de ello, los asesores sindicales aseguran que su puesto de trabajo será lo primero a negociar en el mes de mayo, cuando se reúnan ambas partes para la firma del convenio de este año. Mientras tanto, la asamblea ¿le trabajadores ha decidido que ya que se ha aceptado esta propuesta empresarial debido a la situación económica límite de muchas familias, cada minero entregará el 12% de su salario a una caja de resistencia de la que se les pagará idéntico salario a los sancionados y despedidos.

Respecto al tema convenio, que realmente fue lo que originó la huelga el 12 de abril de 1980, los trabajadores han aceptado prorrogar para el año 1980 el convenio colectivo de 1979, incrementando todos los conceptos económicos en un 12,5% con efectos retroactivos de enero del pasado año. Se ha dejado para la primera quincena de mayo la negociación del convenio para el presente año. También han aceptado un expediente de regulación de empleo debido al estado de la mina.

Quince horas de asamblea

La aceptación de estos puntos por parte de los trabajadores se decidió en una asamblea celebrada en Cerezo de Riotirón en la mañana del lunes y que se prolongó durante quince horas ininterrumpidamente hasta las tres de la madrugada. Según han manifestado en el pueblo a EL PAIS, esta es la salida menos mala que se les ofrecía a los trabajadores, que tenían planteada la disyuntiva de continuar la huelga, con el riesgo de que la unidad se viese rota por la situación tan crítica, incluso de hambre, de muchas familias, o atrapar a la empresa con lo poco que ofrecía y así la gente se encontraría con ánimos de seguir la batalla. Ayer, Cerezo permaneció tranquilo, pero sin ningún tipo de alegría por lo conseguido, y la gente comentaba que «por lo menos así no sufriremos penuria económicas».Para Francisco Ubierna, secretario provincial de CC OO, esto no ha sido un acuerdo, sino «el desacuerdo Crimidesa. El acuerdo definitivo sería una fórmula sin despidos y un convenio que hubiese mantenido el poder adquisitivo de los salarlos, lo que haría recobrar plenamente la normalidad laboral y ciudadana». Esta fórmula a la que se ha llegado la valoró Ubierna como el modo de continuar la lucha por otros medios en mejores condiciones que las que se venían teniendo hasta ahora, y que solamente aplaza hasta mayo los aspectos pendientes. De todas formas, CC OO considera que éste es un acuerdo más positivo para los trabajadores que la propuesta del secretario general de la Inspección de Trabajo, Carlos Nihara, presentada el 5 de noviembre del pasado año y que no fue aceptada por la parte empresarial.

Esta huelga, que ha durado nueve meses y medio y durante la cual se han producido hechos tan anormales en las relaciones laborales como la retención o secuestro de varios directivos por un grupo de trabajadores, la marcha a pie de todos los mineros desde Cerezo a Madrid para llamar la atención del país sobre su problema y la batalla mantenida con las FOP a causa de la comercialización del sulfato producido durante tareas de mantenimiento, que tuvo como resultado un herido de bala, ha terminado con un balance negativo para ambas partes, ya que, si bien los trabajadores han cedido mucho en sus posturas con un acuerdo nada satisfactorio, con cinco despedidos que la empresa considera como definitivos, Crimidesa, por su lado, se encuentra con un problema de liquidez, aunque no esté arruinada, y según ha declarado a El, PAIS el asesor laboral de la misma, «vamos a tardar un tiempo en llegar a un nivel de producción normal, uniendo a esto que se ha perdido gran parte del mercado exterior por la imposibilidad de cumplir los acuerdos que teníamos (la exportación suponía el 40% de la producción total), la situación no es muy boyante».

Hay todavía un tema que no está claro, referente a las negociaciones, porque si, por una parte, el asesor laboral de la empresa negaba que se hubiese tratado el tema de las sanciones por los sucesos del 18 de octubre, por el pueblo de Cerezo circulaba la noticia del compromiso de la empresa a no pedir en el juicio que se va a celebrar al respecto mayores penas que las que solicite el fiscal, y que si algún trabajador por ello no pudiera asistir a su trabajo durante algún tiempo, la empresa le respetaría el puesto.

Para esta tarde está convocada una manifestación en Burgos, en solidaridad con los mineros y para protestar por la dureza de la patronal. A esta manifestación acudirá Marcelino Camacho, quien, a mediodía, estará en Cerezo, pueblo que se ha jugado durante estos meses su supervivencia.

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