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Hoy comienza la tercera "cumbre" islámica, marcada por importantes divergencias entre los 38 países asistentes

ENVIADO ESPECIAL, La tercera conferencia en la cumbre de los países islámicos, que se inicia hoy, domingo, en Arabia Saudí, reúne a los altos dirigentes de 38 Estados, unidos por ese vínculo religioso, pero entre los que figuran representantes de ideologías y sistemas políticos muy diversos y entre los que, en algunos casos, existen enemistades personales y serios enfrentamientos por cuestiones políticas, económicas o incluso étnicas.

Desde las costas africanas de océano Atlántico hasta los umbrales de Oceanía, un abanico de reyes, dictadores, emires, presidentes de República, primeros ministros y generales en el poder acuden a la cumbre islámica de La Meca en representación de veinte países árabes, cinco asiáticos, doce africanos y uno europeo (Turquía).Algunos son los más ricos del mundo, como Kuwait o los Emiratos Arabes Unidos; otros figuran entre los más pobres, como Malí, Bangladesh o Gambia. En algunas de estas naciones el brazo secular prima sobre la religión islámica, como en Turquía; en otros la ley que rige en el Estado es la del Corán, como en Arabia Saudí o Pakistán. En conjunto tienen en su territorio un 70% de las reservas mundiales probadas de petróleo.

Hay ausencias sonadas en la reunión que comienza hoy, come la de Irán, que se ha negado a participar si sus enemigos de Irak participaban en esta cumbre. Falta también Egipto, expulsado, de la conferencia desde que firmó la paz por separado con Israel en los acuerdos de Camp David. Asimismo falta Afganistán, cuyo régimen actual fue repudiado por la Conferencia Islámica hace poco más de un año, tras la intervención soviética. Y, según las últimas noticias de la tarde del sábado faltará también Libia, por las posibles implicaciones del problema de Chad.

La tercera cumbre islámica se inaugurará solemnemente esta tarde en la gran mezquita de La Meca, el principal lugar de culto islámico.

La primera de estas reuniones de los altos dirigentes de países de confesionalidad islámica, con mayoría de población musulmana, se celebró en Rabat en 1969, a raíz del incendio provocado en la mezquita Al-Aksa, de Jerusalén, la tercera ciudad sagrada del Islam.

En 1970 se creó un secretariado permanente de la Conferencia Islámica con sede en Jeddah (Arabia Saudí), a la espera de «la liberación de Jerusalén». Los ministros de Asuntos Exteriores se reúnen desde entonces una vez por año, y la segunda cumbre tuvo lugar en 1974, en Lahore (Pakistán). En esta reunión se reforzó considerablemente el movimiento islámico y se obtuvieron importantes éxitos diplomáticos, como la paz entre Pakistán y su ex provincia oriental de Bangladesh.

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Los anfitriones, los saudíes, no han reparado en gastos y se estiman, por fuentes no oficiales, en cerca de 2.000 mifiones de dólares los gastos de preparación de la conferencia, incluidas edificaciones, carreteras y una nueva terminal de aeropuerto.

A modo de ejemplo, baste decir que a las afueras de Taif se ha construido un superlujoso poblado formado por 42 palacetes de tres pisos de alto, para alojar a cada uno de los dirigentes de los países miembros de la Conferencia Islámica. Aunque Afganistán y Egipto están separados temporalmente de la organización y aunque Irán y quizá Libia no acudirán a la cumbre, también se construyeron edificios para sus dirigentes.

Las sesiones de trabajo, después de la ceremonia inaugural de hoy en La Meca, se celebrarán en un moderno palacio de congresos construido recientemente en Taif, la capital de verano de la corte saudí.

Las medidas de seguridad son muy rígidas. Hay controles continuos y soldados cubriendo la carrera en las autopistas que unen Taif con las ciudades cercanas y con La Meca, que son, además, sobrevoladas constantemente por helicópteros.

El mundo islámico acude a esta cumbre tal vez más dividido que a las dos anteriores, pero también en un momento en que el islamismo experimenta un cierto resurgir y con mucho mayores recursos políticos y, sobre todo, económicos. En la cumbre de Lahore los árabes acababan de descubrir el arma del petróleo que desde entonces musulmanes y no musulmanes dentro de la OPEP han venido utilizando como instrumento de presión sobre los países occidentales.

Extensión del Islam

El Islam ha extendido su influencia especialmente por Africa, donde cien millones de musulmanes viven al sur del Sahara y el número total ronda los doscientos. La exaltación de los valores islámicos frente a los occidentales en algunos países africanos y asiáticos está provocando tensiones sociales, desde Nigeria a Tailandia. La revolución iraní, hecha en nombre de los principios islámicos y dirigida por los mullahs, es también un elemento nuevo en esta cumbre, aunque los regímenes conservadores del golfo Pérsico o los que cuentan con importantes poblaciones chiitas se sientan preocupados ante un posible contagio de la revolución jomeinista.El tema de la guerra entre Irak y los revolucionarios iraníes, que ha cumplido ya cuatro meses, será uno de los que se ocupen los jefes de Estado y de Gobierno musulmanes. Dos países ricos y fieles a la fe islámica han hecho caso omiso de las llamadas de la conferencia y el conflicto ha contribuido a dividir, aún más, el ya fragmentado mundo árabe.

Problemas políticos

Las diferencias políticas tendrán más cuerpo al tratar el tema de Afganistán. La rotunda condena de enero del año pasado al régimen de Babrak Karmal fue algo suavizada en la reunión ministerial de mayo pasado y quizá lo sea aún más en esta tercera cumbre. Aunque Arabia Saudí, Kuwait y otros países conservadores condenan a la URSS y apoyan a los combatientes islámicos, la postura no es compartida por Siria, Yemen del Sur o Libia, que tienen tratados de amistad con Moscú.Esta cumbre, que ha sido bautizada como la de Jerusalén y Palestina, adoptará seguramente un cuerpo de medidas sobre estos problemas, que incluirá sanciones políticas y económicas contra los países que reconozcan a Jerusalén como la capital del Estado judío o que acepten la ocupación de territorios árabes. La utilización del «arma del petróleo» en esta acción islámica conjunta ha sido descartada totalmente. Por último, los pasos estratégicos que deberán darse en la nueva década para conseguir la tan invocada unidad del Islam ocuparán una parte importante de las conversaciones.

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