_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ambigua oferta electoral de Adolfo Suárez

La fórmula electoral planteada por Suárez -sistema mayoritario con listas abiertas- es lo suficientemente ambigua como para que los distintos sectores centristas no sepan qué es lo que se les ofrece realmente. Son necesarias mayores aclaraciones para saber si el sistema permitirá el acceso automático de las minorías al comité ejecutivo -caso de que se vote a listas abiertas, pero incompletas- o si se trata de permitir a los electores que tachen algunos candidatos, a fin de que los delegados puedan desahogarse mostrando quiénes son los líderes menos queridos.El principio inspirador del sistema mayoritario es que gana quien obtiene la mayoría de los votos, pero esto clarifica muy poco respecto a lo que se pretende. Si el sistema de candidaturas es con listas completas (tantos nombres como puestos a cubrir), aquel que tenga el 50% más uno de los votos se asegura la victoria total, y la otra lista o listas quedan absolutamente fuera de juego. Si el sistema es con listas incompletas (cada candidatura contiene menos nombres que el total de puestos a cubrir), se dejan algunos puestos a la minoría, que tiene así posibilidad de quedar representada en el nuevo órgano ejecutivo.

Más información
Cautela y cierta satisfacción del sector crítico ante la propuesta del presidente del Gobierno
Fernández Ordóñez, favorable a la fórmula de Suárez

Tanto en un caso como en otro, la principal característica de la lista abierta es que cada elector no está obligado a votar a la totalidad de los candidatos que le presenta una de las opciones; en la práctica, esto sólo sirve para demostrar lo mal que le cae a uno tal o cual señor. Por ejemplo, supongamos que Fernández Ordóñez o Fernando Abril figurasen en la lista mayoritaria, pero que todo un sector de votantes hubiera decidido tacharles: posiblemente obtendrían los votos necesarios para figurar en el nuevo comité ejecutivo, pero sus oponentes tendrían buen cuidado en destacar lo poco que les quiere la base o lo mal vistos que están por este o aquel sector. Es justamente lo ocurrido con José María Zufiaur en el último congreso de UGT: logró los votos necesarios para salir, pero un gran sector le castigó tachándole a la hora de emitir el sufragio.

Tampoco está claro si la elección del comité ejecutivo va a hacerse en bloque (se presentan listas para miembros de dicho órgano, sin especificar cuál va a ser la función de cada uno) o cargo a cargo, como ocurre, por ejemplo, en el PSOE. En los congresos socialistas, cada lista especifica quién es el candidato a secretario general, a secretario de organización o a secretario municipal, y, por tanto, se enfrentan los candidatos a ese puesto concreto en las diferentes listas, existiendo la posibilidad teórica de que el aspirante a tal o cual secretaría en la lista minoritaria sea efectivamente elegido si su homólogo de la mayoritaria obtiene menos votos que él. Pero en UCD no se organizó un sistema similar en el I Congreso, ni parece que esté en el ánimo de los diversos sectores para el próximo.

Suárez quiere negociar

Pero al margen de las implicaciones que se desprenden de cada posibilidad técnica, lo importante es determinar cuál es la oferta política de Suárez al sector crítico. Lanzar una declaración en la que se ofrecen novedades respecto a las posiciones anteriormente mantenidas, sin cerrarlas con una solución hecha de antemano, sugiere que el presidente ofrece negociaciones a sus oponentes: probablemente quiere obligar a Landelino Lavilla a negociar una lista única, en la que de antemano se conozca cuántos puestos se atribuyen a cada sector y quién manda en el partido, pero rechazando que el resultado final sea el producto de una elección por sistema proporcional, como pedían los críticos.

Y si éstos no aceptan negociar con Suárez y se empeñan en mantener una lista contra la del presidente, la confrontación será inevitable y se irá a medir fuerzas entre los sectores en lucha. Esto puede hacerse manteniendo el carácter abierto de la totalidad de la lista (de forma que se pueda tachar cualquier nombre, incluso el del candidato a presidente) o separando la elección de éste respecto a los demás, de forma que para el primer puesto haya una lucha entre candidatos al mismo cargo, mientras que para el resto sea una lista efectivamente abierta. Las posibilidades son muchas y es evidente que esto entra en el posible margen de negociación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_