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La actual situación polaca supone una nueva experiencia para la Iglesia de este país

ENVIADO ESPECIAL, La situación social que vive el pueblo polaco significa también una nueva experiencia crítica para la Iglesia de este país, considerada hasta ahora reducto del archicatolicismo preconciliar. Lech Walesa, creyente a machamartillo, devoto de misa diaria, es un ostensible creyente: de su cuello pende un rosario y en su solapa exhibe la imagen de la virgen de Czestochowa, patrona de Polonia. Cuentan que en la última entrevista que ha mantenido con el primado Wyszynski se mantuvo en todo momento en actitud reverente y recogida y un tanto pícara, como de seminarista sorprendido en travesura.

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El líder del sindicato Solidaridad es, para la Iglesia de su país, no sólo el más acabado modelo de nacional catolicismo, sino también, en buena medida, hechura suya. Reverente para con la jerarquía, devoto de María y confesor de su fe en privado y ante las cárriaras de los fotógrafos y, sobre todo, nacionalista.Monseñor Orszulic, portavoz de la Conferencia Episcopal, define a EL PAIS la actitud de la Iglesia polaca como madre y maestra con estas palabras: «La Iglesia se siente respon,sable del futuro del pueblo, y del futuro del Estado en cuanto que es instrumento del pueblo». Esta responsabilidad sentida la ha convertido ahora, como tras los sucesos de 1970, en elemento de moderación. Entre los tres «consejeros» de Solidaridad, Wyszyrtski es el más importante, una vez que Jacek Kuron, Iíder del KOR, se ha avenido también a adoptar una postura moderada, y Tadeusz Mazowiecki, representante de los escritores católicos partidarios de ;antiguo de un modo de vivir con el Partido Obrero Unificado de Polonia. ha pasado a convertirse en el asesor más inmediato de Walesa e ádeólogo del movimiento de renovación.

Que la jerarquía busca ahora, sobre todo, un clima de moderación es palpable. Los obispos polazos no ocultaron su satisfacción zuando el pasado diciembre, en Gdartsk, el arzobispo de Cracovia, zardenal Macharski, dio la comuinión a Walesa y al vicepresidente :Jel Gobierno, Olszowski. Era el wespíritu de las tres cruces de Gdansk», en el que cristalizaba un triunfo pleno de la Iglesia sobre la división interna del país.

Nuevas válvulas de escape

Los templos, hasta ahora reductos exclusivos de disconformes, ya no están tan repletos como antes. Solidaridad ha logrado que cada domingo se retransmita. a través de todas las emisoras de radio polacas. la celebración de una misa. Ahora, los nuevos sindicatos, las organiza ziones estudiantiles de campesinos, de escritores, parte de la Prensa y la propia televisión estatal, actúan como catalizadores o válvulas de escape de las críticas. Por todas partes se oye odnowienie o umowy (renovación), y esto sólo en cierta medida satisface a la jerarquía acostumbrada al estado actual anterior y temerosa de que la provocación», otra palabra frecuente en el actual vocabulario político polaco, se convierta, venga de quien venga, en cauce de mayores males.La jerarquía procura no dejar a Walesa en el papel de «desvalido», y quizá por ello, junto a la delegación de Solidaridad, también partió hacia Roma un obispo. Monseñor Orszulik explica que el viaje de Walesa, «en su aspecto formal», ha sido preparado por el episcopado polaco y «cabe calificarlo como peregrinación».

Este término, que también se ha empleado en la información oficial sobre el viaje, evita así connotaciones políticas. La renovación actual no sería imaginable, según el portavoz episcopal, sin la paciente lucha de la Iglesia durante los últimos treinta y pico años: «La conciencia de los trabajadores la ha ido formando la Iglesia. Las masas siempre fueron la fuerza de la Iglesia. Sin este apoyo no es imaginable lo que ha logrado la sociedad polaca».

Sin embargo, este papel protagonista que recaba para sí la jerarquía no parece satisfacer a Solidaridad. En la calle del Hospital, de Varsovia, sede central de los nuevos sindicatos en la capital, recordaron a este enviado especial que a finales de agosto el cardenal primado dijo desde Czestochowa, en su primer sermón televisado: «Soy de la opinión de que a veces no hay que pedir mucho, porque el motivo principal en Polonia debe ser el orden». Cuando al poco tiempo los trabajadores en huelga en los astilleros Lenin de Gdarisk depusieron su actitud, bajo la imagen de la Czestochowa escribieron: « La Virgen también hace huelga».

El portavoz episcopal resalta que Walesa se aloja en Roma en una «casa polaca», regalo dé miles de compatriotas al papa Wojtyla. «Se trataba de que los polacos contasen con un punto de referencia nacional a unos doce kilómetros del Vaticano. Para monseñor Orszulik no es fácilmente imaginable una renovación de la vida interna de Polonia si Wojtyla no hubiera accedido al sollo de San Pedro». «Algún día el partido comunista recibirá en sus filas al propio Jesucristo », dice que dijo poca) antes de morir Stanisla Jerzylec. Para un polaco no existe contradicción, pero por razúnes distint as a las de cualquier militante cristiano de un partido marxista occidental.

En Polonia, la Iglesia- considerada como institución, es un «factor». De ahí que se considerase aquí un dato fundameníal los contactos secretos de primeros de septiembre entre el Vaticano, y un alto funcionario de la comisión de exteriores del PC soviético, y en los primerosdías de diciembre. tras la «cumbre» de Moscú, entre la propia Santa Sede y VIadimir Sagladin. del Comité Central -lel PC de la U RSS.

El vecino soviético

Para la jerarquía, según su portavoz, «no debe permitirse en materia alguna que se destruya lo que con tanto esfuerzo se ha zonstruido», «no hay que dejarse dividir». pero también «hay que esperar hasta ver la marcha que toma el Partido Obrero Unificaco». Para saber si sus intereses deben recibir el apoyo de la Iglesia.La Iglesia, «según la doctrina conciliar, no apoya determinado sistema político ni rechaza de antemano otro». Pero la necesidad del momento puede impulsar el «amplio frente» de todos los polacos con apoyo directo de la Iglesia, «Tenga usted en.cuenta», dijo monseñor Orszulik, «que tenemos que habérnoslas con bizantinos, en su modo de ser y pensar», bizantinos de la frontera oriental polaca, es decir, con la URSS. Esita vecindad, sin duda, ha contribuido al «exilio interior» de los polacos. Pero el peor mal sería ahora la desintegración interna. Por ello, desde hace dos meses, en todas las misas que se celebran en este país se reza por la unidad nacional y para ahuyentar los peligros interiores y exteriores que la acechan.

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