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El Rey pide a las Fuerzas Armadas unidad, entrega y respeto a las normas constitucionales

El rey Juan Carlos dijo ayer, en su discurso de felicitación a las Fuerzas Armadas con motivo de la Pascua Militar, que «si permanecéis unidos, entregados a vuestra profesión, respetuosos con las normas constitucionales, con fe y confianza en vuestro jefe supremo, conseguiremos juntos superar las dificultades inherentes a todo período de transición y alcanzar esa España mejor en la que ciframos nuestra felicidad». El ministro de Defensa, que intervino con anterioridad al Rey, manifestó que «las Fuerzas Armadas constituyen una institución al servicio de la comunidad de todos los españoles que garantiza a la misma su identidad nacional.

Los actos de la Pascua Militar se iniciaron poco antes de las diez de la mañana, con la llegada de los Reyes de España a la plaza de la Armería del Palacio Real, donde, tras escuchar el himno nacional, don Juan Carlos pasó revista a una formación de la Guardia Real.Los Reyes se trasladaron a continuación al interior del palacio, en cuya cámara oficial fueron cumplimentados por las primeras magistraturas del país, entre las que se encontraban los presidentes y las Mesas del Congreso de los Diputados v del Senado; los titulares de los tribunales Supremo y Constitucional, y el Gobierno.

La recepción militar se inició con el saludo a don Juan Carlos y doña Sofía de la Junta de Jefes de Estado Mayor, acompañada por una representación de su Cuartel General (creado recientemente), y siguió con la presencia de distintas comisiones castrenses. Terminada esta ceremonia, los Reyes pasaron al salón del Trono, donde, tras escuchar de nuevo el himno nacional, don Juan Carlos procedió a la imposición de condecoraciones con motivo de la Pascua Militar.

Fue a continuación el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, quien hizo uso de la palabra diciendo que «las Fuerzas Armadas constituyen una institución al servicio de la comunidad de todos los españoles, que garantiza a la misma su identidad nacional, su propia existencia y su futuro como nación».

Hizo constar el rechazo de las Fuerzas Armadas contra determinadas acciones, «ya sean por maniobras de grupo o falta de sensibilidad, desde el sensacionalismo o el anonimato, desde el rumor inconsciente o la tergiversación manipulada».

Tras descalificar «los ataques criminales del terrorismo de unos pocos asesinos que tratan de romper nuestra convivencia y unidad », Rodríguez Sahagún hizo un balance del año militar, prácticamente lo ya expuesto en el informe enviado recientemente a todas las unidades.

Tomó la palabra seguidamente el Rey para decir que estaba seguro de que sus deseos coinciden con los de los presentes «en cuanto a las condiciones que deben darse entre nosotros y en nuestra Patria, para que quienes la amamos por encima de todo y hacemos de la entrega a su servicio nuestra ilusión suprema podamos considerarnos verdaderamente felices».

Deseo «el fin de esa sangría absurda y dolorosa del terrorismo, que mantiene una angustiosa e indignada tensión en todos nosotros», y recordó que felicidad es también disfrutar de la libertad y observar el orden: «Felicidad es comprobar que entre nosotros se mantiene siempre la disciplina, que el compañerismo es auténtico, que constituimos una gran familia sin divisiones ni fisuras, en la que no se consienten infiltraciones nocivas. Felicidad es entregarse al cumplimiento del deber con entusiasmo y dedicación, sin afán de mezclarse ni consentir que os mezclen en las actividades políticas distintas de esa política elevada a que a todos interesa: la gran política de la grandeza de España y de la vigilancia permanente de su seguridad», dije don Juan Carlos.

El Rey terminó su discurso diciendo que tiene la certeza de que «si permanecéis unidos, entregados a vuestra profesión, respetuosos con las normas constitucionales en las que se basa nuestro Estado ce derecho, con fe y confianza en los mandos y en vuestro jefe supremo, conseguiremos juntos superar las dificultades inherentes a todo período de transición y alcanzar esa España mejor en la que ciframos nuestra felicidad».

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