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El cine chino "rehabilita" el beso amoroso y el "kung-fu"

Mientras los jueces deliberaban el pasado fin de semana sobre la suerte de la viuda de Mao, un grupo de periodistas extranjeros presenciaban en Pekín un ejemplo más de la absoluta decadencia del maltrecho espíritu de la banda de los cuatro; asistían, en efecto, a la proyección de una película en la que por fin se permitía que el espectador viera un beso amoroso como han mandado siempre los cánones del cine. Antes esa efusión estaba prohibida.Los chinos también han rehabilitado, en el marco de su preocupación por barrer los efectos de la Revolución Cultural, el ejercicio cinematográfico del kung-fu, las famosas artes marciales orientales.

Ha comenzado en el cine chino una etapa nueva: la del beso amoroso en la boca. El filme La leyenda del monte Tianjun, que se acaba de entrenar en Pekín, inaugura esa época ofreciendo a los espectadores una escena en la que un joven comisario político de los primeros años de la revolución china da un beso en la boca a su alumna favorita.

La película fue proyectada el pasado sábado a los periodistas extranjeros destacados en Pekín en una exhibición especial organizada por la Asociación Nacional de Periodistas Chinos. Hasta ahora el beso amoroso en el cine había sido despreciado en China como uno de los ejemplos de la decadencia del cine occidental.

Al tiempo que ha rehabilitado el beso amoroso, el cine chino se ha permitido una audacia suplementaria: la rehabilitación del kung-fu (artes marciales), fuente principal del éxito de la industria cinematográfica de Hong Kong. Esta tendencia revela el interés que los productores chinos tienen por el porvenir comercial del cine que hacen.

Un ejemplo del renacimiento del kung-fu lo dio hace unas semanas la revista Cine para Todos, que dedicó un número de homenaje a Bruce Lee, el actor que con mayor éxito ha interpretado las películas en las que las artes marciales son protagonistas. Las películas de Bruce Lee, paradójicamente, no han sido proyectadas nunca en China.

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