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La OCDE prevé una ligera recuperación de la economía española para el próximo año

La economía española puede conocer en 1981 una ligera recuperación, debido principalmente a que el Gobierno tiende a aplicar una política moderadamente expansionista, pero el alto nivel de desempleo continuará aumentando el próximo año, según las predicciones para dicho período de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, cuyo informe semestral Economic Outlook, fue hecho público ayer. Esta ligera recuperación, según la OCDE, parece que será general, el próximo año, para toda la economía del área de la organización, que cubre los veintiún países más importantes de Occidente, aunque esta mayor actividad será incapaz de detener el incremento paulatino del nivel de desempleo, que ascenderá de 23 a 25,5 millones de personas en el mundo industrializado.

«Si las presentes políticas económicas se mantienen y no se produce un aumento sustancial de los precios del petróleo, las perspectivas son de una débil recuperación, que comenzará en la primera mitad de 1981, hasta alcanzar un 3% de incremento anual en la primera parte de 1982», dice el informe, que añade que «la inflación parece ir moderándose progresivamente, a pesar de que en muchos países es improbable que descienda a los niveles de 1978, antes de la serie de incrementos de los precios del petróleo».En lo que respecta a España, la OCDE hace una previsión que muchos expertos estiman bastante optimista, y parte del principio global de que el Gobierno está llevando a cabo, en 1980, una política algo más expansionista que en 1979. Repite, en este sentido, la tesis de la pasada primavera de que los mayores éxitos se están obteniendo en España en el lado de la inflación. Por el contrario, y en esto nuestro país no es una excepción, el índice de desempleo, que la OCIDE estima en el 11% de la fuerza laboral a mediados de 1980, continuará aumentando hasta llegar al 12% a finales de 1981.

En cuanto a los datos macroeconómicos, el informe de la organización económica es bastante optimista, aunque quizá no tanto como auguran los responsables de la política económica española. En este sentido, los precios al consumo aumentarán en España el próximo año un 13,75 %,frente al 16% de 1980 y el 15,7 % en 1979. El producto interior bruto (PIB) aumentará el 1,75 % en 1981, frente al 0,5% en el presente año y al 0,8% del pasado. La formación bruta de capital, tanto este año como el próximo, será positiva (medio punto en 1980 y 1,5 en 1981) después de haber sido negativa (-0,9%) en 1979.

Los datos más optimistas los encuentra la OCDE en la ligera aceleración de los precios al consumidor, pese al enorme incremento de los precios de importación, y en la moderación vaga de los incrementos salariales. Este factor, junto a las condiciones generales de una demanda débil, es el responsable principal de ese éxito de la política gubernamental de contención de los precios al consumo. Aun así, los altos precios del petróleo que España tiene que pagar, junto a una notable reducción de los ingresos por turismo, ya han provocado que el déficit de la balanza exterior española por cuenta corriente supere los 4.000 millones de dólares en sólo la primera mitad del año en curso.

Para la OCDE existen ya claras indicaciones de que muchos aspectos teóricos de la política gubernamental no se están alcanzando. Un primer dato apuntado se refiere a la sobreestimación de los niveles de inversión pública contenida en los Presupuestos de 1980, que no alcanzarán el 12% proyectado. Para 1981, pese a las incrementadas previsiones del Presupuesto, ya casi aprobado por el Parlamento, el índice real de inversión pública apenas llegará a un modesto 7%, aunque su impacto sobre la demanda será positivo. Un dato que influye negativamente en este aspecto es la mayor presión fiscal existente, resultado de la reforma en curso del sistema tributario.

Con todo, la política económica gubernamental será moderadamente expansionista, lo que, unido a una detención del deterioro de la balanza comercial, provocará una ligera recuperación económica. Este factor positivo implica que las previsiones del aumento del índice de precios al consumo sean más moderadas, con el consecuente efecto en los ingresos reales del consumidor y en el consumo privado. Estas previsiones, sin embargo, no se traducirán en un incremento fuerte de los volúmenes, de inversión privada, que, no obstante, serán positivos tras cuatro o cinco años de descensos continuos.

En el frente exterior, la OCDE prevé para España una mejora relativa de la posición de competencia externa, que se traducirá en un incremento de los Ingresos exteriores y una reducción del déficit por cuenta corriente

El problema de los precios del petróleo

A la hora de analizar la situación global de las economías occidentales, la OCIDE sigue estimando que el mayor interrogante y problema de éstas son, los elevados precios del petróleo. Estos incrementos, que han sido del orden del 150% en un período de dieciocho meses a partir de 1979, han reducido los ingresos reales de las economías de la OCIDE en un 2,25%, provocando una disminución de los niveles agregados de gasto y también en los volúmenes de producción. Así, las previsiones de crecimiento del PNB (producto nacional bruto) para el total de la OCIDE en 1981 se estima que será del orden del 1% en 1981, es decir, igual al presente año. El período semestral más negativo ha sido, precisamente, la segunda mitad de 1980, cuando el crecimiento de las economías del área de la OCIDE ha sido negativo en un 3,4%.Por países individuales, Gran Bretaña e Italia serán seguramente los dos países que peores balances económicos presentarán a finales de 1980.

Por el otro lado, Estados Unidos es el país que primero llegará a registrar los efectos de la recuperación, de la misma forma que fue el primero a la hora de entrar en la recesión.

En cualquier caso, la OCIDE insiste en que la prioridad de la política económica de los países del área es reducir la inflación. El instrumento principal utilizado es la utilización de la demanda.

La recomendación de la OCIDE en las actuales circunstancias de la economía occidental, se limita a tres campos de actuación. En primer lugar, los países deben, ante todo, reducir el efecto de los, altos precios del petróleo mediante una política de restricciones de la dependencia del petróleo importado. La vía para conseguir esto es la conservación y el estímulo de las fuentes alternativas energéticas.

El segundo camino es «el debilitamiento de la relación entre el nivel de la demanda macroeconómica y el crecimiento de los ingresos nominales, particular mente durante el aumento de la demanda». Para esto, y la OCDE advierte que el consejo no es nuevo, no hay otro remedio que una política de rentas, es decir, moderación en los incrementos salariales, principalmente cuan do la demanda se dispara. Por último, el nuevo recurso de las políticas de oferta, es decir, una mayor capacidad para los campos estructurales de los sectores económicos fundamentales. No obstante, la OCDE advierte que no se debe esperar mucho de este tipo de políticas, al menos a corto plazo.

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