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Más de 2.500 millones, en un barrio popular de Zaragoza

Más de 2.500 millones de pesetas repartió la administración número, cinco de Zaragoza, la del Rosario, situada en uno de los aledaños del popular El Tubo, al vender el tercer premio de la lotería de Navidad, número 42.735, sus aproximaciones y centenas, según manifestó su regente, Alejandro Aznar, el cual también resultó agraciado con dos millones de pesetas, aunque se da la paradoja de que había adquirido sus participaciones en la, cafetería Anvi.Este establecimiento de la calle del Tenor Fleta, de Zaragoza, por sí solo, ha sido el distribuidor de 2.000 millones de pesetas, en participaciones de doscientas y quinientas pesetas. Hecho que ha permitido que el dinero se repartiera prácticamente por todo el barrio. En principio adquirió las 39 series, pero el pasado viernes devolvió nueve sobrantes, que tampoco vendió la administración. El dueño de Talleres Cobo, dedicado a reparación de automóviles, adquirió, por ejemplo, una participación más justo el último día. Entre él y sus empleados se han repartido nueve millones. Sólo Fernando, el aprendiz, de dieciocho años, se ha que dado sin premio «porque no tenía dinero estos días». La cafetería Anvi es de ambiente familiar, «un sitio donde la gente va a tomar café todos los días», decía uno de los agraciados. No es demasiado lujosa, a pesar de estar en una zona muy céntrica, por eso los afortunados son en su mayoría gente modesta. Hay varios jubilados, como José, Pina, que jugaba doscientas pesetas; los porteros de las fincas próximas y casi todos los establecimientos de los alrededores. Por ejemplo, en la pastelería de al lado la dueña no llevaba nada, pero las dos empleadas se han llevado medio millón cada una.

El propietario de la cafetería, Angel Vicente, 38 años, casado y padre de una hija de cuatro años, hombre campechano, donde los haya, ha cogido siete millones, pero se emociona más con los abrazos de sus parroquianos, que no saben cómo agradecerle ese pellizco -entre medio millón y cinco es lo normal- que gracias a él les ha correspondido. Llevaba años vendiendo lotería y ésta es la primera vez que ha tocado. Una vez conocida la suerte, el establecimiento cerró. Al encargado, Fernando Batalla, muy aficionado a la lotería, le habían tocado dieciocho millones y era ya incapaz

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de seguir trabajando. Los cinco empleados llevaban participaciones, uno de ellos posiblemente ignora todavía su suerte, porque se encontraba en Alemania, adonde había ido para visitar a unos parientes. Otra, María Jesús Basanda, veintiún años, jugó seiscientas pesetas «porque era lo que tenía».

También en un bingo

La cafetería tiene alquilado el sótano a la peña aragonesa de fútbol Nino Arrúa, y allí, entre otras cosas, hay un bingo, por el que pasan diariamente doscientas o trescientas personas. Todos los empleados, la mayoría de los peñistas -unos cincuenta- y numerosos clientes se han visto favorecidos por la suerte. Antonio Alvarez, uno de los encargados, insiste en que el premio está muy repartido por ese carácter de centro social del barrio que tiene la cafetería.

Al otro lado de la calle hay otro bar, El Tobazo, propiedad de un cuñado de Angel, Pablo Palacio. También él ha repartido participaciones y cobrará de las suyas algo más de cinco millones. Dos taxistas, Jesús Alvarez y Mariano Zai, las compraron precisamente ahí. Y aún hay otro miembro de la familia dedicado a la hostelería, el hermano, Andrés Vicente, en la cercana avenida de Goya. Allí tiene el bar Los Angeles, donde, por ejemplo, adquirió cuatrocientas pesetas Manolo Sánchez, técnico de sonido de Radio Nacional de Zaragoza. Todavía no había ingresado sus dos participaciones, como la mayor parte de los agraciados.

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