Importante excedente laboral en el sector francés del automóvil

A lo largo de 1981, la industria automovilística francesa suprimirá 12.550 empleados. Mañana, viernes, la firma Talbot anunciará ya el despido de 3.500 obreros. A pesar de que la «invasión» japonesa no afecta al mercado galo como al de los otros países europeos, las ventas decrecen vertiginosamente.La crisis del automóvil, común a todo el mundo industrializado, adquiere proporciones dramáticas en este país. El grupo Peugeot-Talbot-Citroën (PSA) es el verdadero pagano del desastre: en los nueve primeros meses del año en curso, las ventas de Talbot disminuyeron en un 31%; las de Peugeot, un 18 %, y las Citroën, el 15%. Sólo la firma Renault se salva por ahora: durante el mismo período, sus ventas aumentaron en un 12%.

Las razones de la agravación de la crisis son, en parte, similares a las que castigan al resto de los países europeos, pero existen otras causas «autóctonas». Todos los mercados industrializados de Occidente padecen del «desafío japonés», pero, mientras en algunos países esas ventas alcanzan hasta el 16% del mercado nacional, en Francia sólo han conseguido el 3,1 %.

Por otra parte, el éxito de Renault abunda en el sentido de los fallos específicos del grupo PSA. Su estrategia comercial, en primer lugar, no se adapta a la competición del momento. En segundo lugar, al margen de las causas coyunturales, el mercado francés es más «duro» que el de los otros países europeos. La baja del poder adquisitivo y la fuerte presión fiscal influyen en la baja de las ventas. Un coche medio, en Francia, sin estar asegurado a todo riesgo, puede costarle al consumidor del orden de 20.000 pesetas mensuales, y esto también sin contar las multas, que atizan con rigor inexorable (1.400 pesetas la más barata). Aquí ya se habla del «naufragio de la industria automovilística, tras el naufragio de la siderurgia». Los efectos serán proporcionales a la importancia de este sector en la vida nacional: en Francia viven del automóvil 2.208.000 personas.