La mala planificación hospitalaria de la región supone el despilfarro de 500 millones de pesetas al año
Los recursos ineficazmente gastados en sólo tres centros asturianos de la Seguridad Social asciende a quinientos millones de pesetas anuales, según un informe solvente al que tuvo acceso EL PAÍS. Frente a este despilfarro, derivado de sobrecapacidades parciales, otros servicios están completamente saturados, como traumatología; algunos no tienen dotación alguna de camas (dermatología y reumatología) o simplemente no existen (unidad de quemados).
El informe analiza, en primer lugar, la residencia sanitaria de Langreo, hospital comarcal situado en una zona minera e industrial a veinte kilómetros de Oviedo, cuya puesta en marcha obedecía a la necesidad de atender una población de algo más de 100.000 habitantes, además de descentralizar y descongestionar los servicios hospitalarios de la ciudad sanitaria de Oviedo.Comenzó a funcionar en 1978, con 305 camas, y este año, en pleno servicio, su nivel de ocupación no rebasa el 65%, difícilmente superable en el futuro. Por este motivo, el coste medio de estancia se cifra actualmente en 11.000 pesetas, el más alto de los hospitales de la provincia de la Seguridad Social, con la excepción del instituto de silicosis, frente a un coste no superior a las 7.500 pesetas cama y día en los centros con una ocupación adecuada, que se sitúa en el 85%.
En consecuencia, el centro resulta excesivo para las necesidades reales del valle del Nalón, a menos que determinados canales de conducción de enfermos hacia centros privados o públicos de Oviedo fuesen cambiados.
1350 camas para 4.844 pacientes
Otro ejemplo de sobrecapacidad de la oferta de camas hospitalarias se da en el servicio de neumología. Existe un antiguo hospital antituberculoso con trescientas camas, cuya actividad no fue reconvertida a medida que esta enfermedad ha venido perdiendo virulencia. Su ocupación se elevó en 1979 al 72%. Hace diez anos entró en funcionamiento en Oviedo el Instituto Nacional de Silicosis, de la Seguridad Social, con 272 camas, de las que 180 son neumológicas. La utilización de sus camas no alcanza el 60%, lo que supone un despilfarro de recursos superior a los doscientos millones de pesetas anuales.Este centro atiende exclusivamente a personas incluidas en régimen del fondo compensador de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales con procesos médicos cardioneumológicos. Existen camas neumológicas además en las residencias de Oviedo, Gijón, Avilés y Sama, que, sumadas a las de los centros citados, permitirían asistir a 13.500 enfermos respiratorios, tres veces el número de los pacientes actuales (4.844).
Otro caso de infrautilización es el del hospital materno-infantil de la ciudad sanitaria de Oviedo, creado en 1971 para atender una importante demanda asistencial en pediatría y tocoginecología de toda la provincia, con las únicas excepciones de las comarcas de Gijón y Mieres, donde ya había sendos hospitales. Funcionó a plena capacidad hasta 1977, cuando se pusieron en marcha los hospitales de Avilés y Sama y fue ampliado el de Gijón.
Desde entonces, la utilización de los servicios de tocología y pediatría descendió de forma drástica y se agravará aún más con el nuevo centro materno-infantil de Gijón, de 150 camas. El despilfarro que supone el mantenimiento del servicio de pediatría de Oviedo, de excelente calidad, al 54% de ocupación, asciende a más de cien millones de pesetas.
Los tres casos analizados son una simple muestra, aunque significativa, que revelan cómo las decisiones de construcción de hospitales han sido tomadas casi siempre,de forma precipitada, en búsqueda de prestigio personal, político o institucional.
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