La economía de mercado en España es una referencia más que una realidad

El hecho de que en España la economía de mercado es más una referencia que una realidad, la necesidad de considerar los circuitos privilegiados de crédito como subvenciones consignadas en los presupuestos y la inconveniencia de que el Tesoro Público acuda al mercado de capitales en condiciones privilegiadas son tres de las conclusiones a que han llegado los participantes en la mesa redonda celebrada en Madrid sobre el tema «Economía de mercado y los problemas económicos españoles».

Los asistentes a la mesa redonda sobre la economía de mercado y los problemas económicos españoles, celebrada los dos últimos días bajo el auspicio de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) y el Instituto de Economía de Mercado, se mostraron de acuerdo en la necesidad y la urgencia de evolucionar desde un sistema económico poco coherente, incompleto e invertebrado, hacia un sistema de economía de mercado previsto en el artículo 38 de la Constitución.A lo largo de las jornadas ha existido unanimidad absoluta en reconocer que la economía de mercado sigue siendo en España más un objetivo o una referencia que una realidad plena, de lo que se desprende que el grado de libertad económica de nuestro sistema es aún muy escaso. Para ampliar ese margen se precisará de una clara voluntad política del Gobierno.

Otra de las conclusiones surgidas de la mesa redonda, y que ayer glosó el presidente de APD, Antonio Garrigues, fue que los procesos de liberalización de sectores determinados (financiero, industrial y exterior, entre otros) lo adecuado sería gradualizarlos respetando en todo caso su interdependencia y su interacción. Al tiempo se sugirió el establecimiento de un programa concreto de acciones y fechas que comprometieran a los poderes públicos y crearan objetivos claros y seguros para el sector privado.

En el tema concreto del sector financiero se contempló con unanimidad la necesidad de estructurar los circuitos privilegiados de crédito como subvenciones consignadas en los presupuestos y la inconveniencia de que el Tesoro Público apele al mercado de capitales en condiciones privilegiadas.

Respecto al sector público se constató la irresistible tendencia que tiene a crecer, lo cual fue para unos objetivos a evitar para reducir el déficit público y obtener una mayor eficacia económica, y para otros se convirtió en el objetivo a lograr hasta alcanzar niveles europeos que permitan atender necesidades sociales tan apremiantes como justas y corregir los fallos del mercado. Todos los participantes en la mesa redonda coincidieron en la conveniencia de contener los gastos de consumo y las trasferencias, controlar de manera mucho más estricta el gasto público y mejorar sustancialmente su eficiencia.

Sobre el terna de recoriversión industrial se llegó al acuerdo básico de aceptar un intervencionísmo estatal, intervencionismo que para algunos se debe limitar a profundizar en el proceso liberalizador y para otros debe incluir métodos diversos de intervención estatal que permitan reducir el coste social y financiero y señalar los objetivos finales mediante planificaciones de carácter indicativo.

En el capítulo de la liberalización del sector exterior, Luis Linde, secretario general técnico del Ministerio de Economía y Comercio, se mostró partidario de profundizar en el proceso liberalizador sometiendo a examen todas las intervenciones estatales existentes y facilitando una apertura a la tecnología y al ahorro exterior. El ponente calificó las exportaciones como una opción real para un crecimiento aceptable en términos de nivel de vida y empleo.

El ministro de Economía y Comercio, Juan Antonio García Díez, clausuró la mesa redonda con unas palabras en las que manifestó la necesidad de definir la parcela del sector público en una economía de mercado y de reducir el intervencionismo en el resto de la economía.