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Crisis en el PC de Andalucía tras la dimisión de su secretario general, Fernando Soto

El Partido Comunista de Andalucía (PCA-PCE) ha entrado en la crisis más grave de los últimos años, después de que su secretario general, Fernando Soto, presentara la dimisión de su cargo por razones que no han sido especificadas con claridad. La crisis coincide con un descenso importante de la militancia comunista en esta región, la desafección de amplios sectores profesionales y el avance de UGT en las elecciones sindicales celebradas en varias provincias andaluzas.

Hay que subrayar que, después de la catalana, la organización de Andalucía es la más potente del PCE en todo el país. El Partido Comunista de Andalucía cuenta con siete parlamentarios -prácticamente un tercio de la representación comunista en el Congreso de los Diputados-, más de trescientos concejales y las alcaldías de Córdoba, Algeciras y El Puerto de Santa María, entre otras poblaciones, además de una implantación consolidada y activa en toda la región.Fernando Soto, uno de los en causados en el proceso 1.001 del régimen anterior, pasa por ser un hombre plenamente identificado con el secretario general del PCE, Santiago Carrillo, en las tensiones internas de este partido en los últimos tiempos. Su dimisión, totalmente insólita en cuanto a la forrna, se materializó el pasado viernes, al no asistir a la reunión del comité ejecutivo del PCA celebrada en esa fecha y anunciar por medio de otros militantes que abandonaba la dirección del partido.

Aunque el propio interesado se ha negado a hacer declaraciones, personas muy próximas a Fernando Soto han indicado a EL PAIS que la decisión de éste -que no conocía ni el mismo Carrillo- obedece a la marginación y el boicoteo constante de que ha sido objeto por el comité provincial de Sevilla del PCA, el más importante de la región, así como por la convicción de que este órgano no aplica de forma consecuente la línea política del PCE.

Las mismas fuentes mostraron su grave preocupación por los rasgos de vanguardismo e izquierdismo que, a su juicio, vienen produciéndose en las actuaciones de los dirigentes comunistas sevillanos, orientados siempre hacia planteamientos de acciones callejeras y huelgas (se recuerda que el comité provincial propuso una huelga general para liquidar la vía autonómica del 144), y la confusión de su política de alianzas, que les hace aparecer en ocasiones como aliados de la izquierda extraparlamentaria, así como su falta de apoyo al comité central del PCA.

Se destaca, a este respecto, que Soto no fue utilizado por este comité durante la primera semana de la reciente campaña electoral al Senado y que, en el mitin central de esta campaña, celebrado en Sevilla bajo la presidencia de Dolores Ibárruri, se obligó al secretario general de los comunistas andaluces a intervenir en primer lugar, prácticamente como telonero.

Portavoces del comité provincial consultados por este periódico rechazan, por suparte, todas estas acusaciones, recordando el papel determinante que jugó la delegación de Sevilla para que Soto fuese elegido secretario general del PCA en el congreso constituyente de Torremolinos (Málaga), en diciembre de 1979.

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Un alto dirigente explicaba ayer a EL PAIS que «lo ocurrido es una muestra más de que Soto está desbordado por los problemas políticos y organizativos y que no ha sido capaz de hacer funcionar al comité central».

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