Es imprevisible el resultado electoral del domingo

Las elecciones presidenciales de domingo pueden considerarse un acontecimiento político sin precedentes. El ambiente emocional provocado por la desaparición de Sa Carneiro repercutirá indudablemente en el comportamiento del electorado, aunque se ignora en qué sentido.El accidente de la noche del jueves concluyó trágicamente una campaña electoral que debía terminarse a mediodía de ayer. El general Ramalho Eanes, que fue la primera personalidad en personarse en el lugar de la catástrofe, fue también quien tomó la iniciativa de dar inmediatamente por terminada su campaña electoral para asumir plenamente sus responsabilidades de jefe del Estado en ejercicio en esta hora dramática para el país.

El deseo, unánimemente expresado, de suscitar un clima de confianza y seguridad en las instituciones, mediante el respeto del calenclario previsto, es, en sí, una clara demostración de la conciencia existente en la clase dirigente portuguesa de la magnitud del acontecimiento.

El primer ministro desaparecido encarnaba de manera insustituible un proyecto político. En defensa de este proyecto arriesgaba en las elecciones del domingo su prestigio personal de dirigente partidista, y en cierta medida, toda su carrera política.

En el acto electoral del domingo, los portugueses decidirán, irremediablemente, si este proyecto, fuertemente personalizado, sobrevivirá, al menos en el futuro inmediato, a Francisco Sa Cameiro.

Galvanizar al electorado

Por parte de los organizadores de la campaña electoral del general Soares Carneiro, cuya consternación y preocupación era evidente, hubo, desde primera hora, la intención de galvanizar al electorado, no permitiendo que la desmovilización suceda al dolor.Soares Carneiro, los jefes de los Gobiernos regionales socialdemócratas de las Azores y de Madeira, y Freitas do Amaral, en calidad, no de primer ministro interino, sino de líder de Alianza Democrática y del Centro Demócrata y Social (CDS), han tenido palabras idénticas: «Hay que llorar a los muertos, pero no hay que olvidar que el primer deber de los militantes de Alianza Democrática es asegurar la continuidad de la línea política trazada, asegurando la victoria del general Soares Carneiro».

A la pregunta, incesantamente repetida, de los periodistas extranjeros sobre las repercusiones de la tragedia en los resultados de las elecciones del domingo, todos los políticos portugueses dan una única respuesta: «Lo que va a pasar es imprevisible». Entre los partidarios de los dos principales adversarios existe una preocupación común: que la reacción popular sea contraria a sus intereses electorales; y una convicción también común: cuanto antes se celebren las elecciones, mejor».

Se puede producir una reacción emocional, que es la que intentan obtener los líderes de Alianza Democrática para compensar el golpe de la suerte y suscitar un homenaje póstumo al tesón de un hombre que, simpático o no, forzó la admiración de todos por su voluntad férrea de vencer, como también una reacción de búsqueda de seguridad, reforzando la única institución que no fue afectada por la catástrofe: la Jefatura del Estado.