La negativa del Vizcaya a la propuesta de Industria en materia financiera mantiene paralizado el plan siderúrgico
La negociación del plan gubernamental de reestructuración de la siderurgia integral con las centrales sindicales y los bancos acreedores de las empresas, se encuentra estancada. Pese a los acuerdos de principio establecidos en los pasados días, el tema financiero -con la oposición del Banco de Vizcaya a aceptar los planteamientos de la Administración para amortizar sus créditos a Altos Hornos de Vizcaya-, la moderación salarial y la reducción de plantilla, son los principales puntos de fricción entre las partes en negociación.
La deuda contraída por Altos Hornos de Vizcaya (AHV), única empresa del sector con financiación privada, con los bancos Bilbao, Vizcaya, Urquijo, Hispano Americano, grupo Central (Banco de Fomento) y Banesto, supera los 16.000 millones de pesetas en los que se cifra el total de deuda a amortizar en condiciones especiales, como primera medida para sanear la situación financiera de las empresas del sector.La pretensión del plan elaborado por el Gobierno es reducir las cargas financieras del sector al nivel del 8 % de su cifra de ventas.
Las dificultades surgen en la amortización de 16.000 millones de pesetas del total de la deuda de Altos Hornos de Vizcaya con la banca privada, de acuerdo con los siguientes porcentajes de riesgo por parte de las entidades afectadas: Bilbao y Vizcaya, 27,75 % cada uno; Urquijo, el 14%; Hispano Americano, 13%; Fomento (grupo Central), 12,5 %y Banesto, 5 %.
La amortización de esta deuda se trata de renegociar por la Administración (Ministerio de Industria, en primera instancia, y en la actualidad con implicación de Hacienda, incluso la vicepresidencia económica) aplazando su vencimiento a siete años. Durante los cinco primeros quedarían congelados los reembolsos de principal; durante los dos últimos se procedería a la amortización de la deuda e intereses, que habrían sido rebajados, del 14% de media en que ahora se sitúan, hasta un máximo del 6%.
Paralelamente a esta reducción de las cargas financieras, el plan del Gobierno plantea la concesión por los referidos bancos de créditos por un total de 28.000 millones de pesetas, destinados principalmente a la dotación de tesorería de la empresa. De estos 28.000 millones, la aportación que correspondería a cada banco es idéntica al porcentaje de riesgo que hoy tienen contraido con Altos Hornos de Vizcaya.
El interés de este crédito sería siempre por debajo del tipo medio en el mercado y, a su vez, sería rebajado mediante la oportuna subvención de la Administración, para situarlo en un porcentaje que permita reducir las cargas financieras al referido nivel del 8 % sobre la facturación.
Según ha podido saber EL PAIS, existe un acuerdo de principio por parte de todos los bancos, excepto el Vizcaya, para aceptar las condiciones de la Administración. Es, pues, la oposición de esta entidad bancaria la que mantiene paralizada la negociación, según medios solventes.
El Banco de Vizcaya tiene comprometidos con AHV 7.500 millones de pesetas, de los cuales son 4.400 millones los que afectan a la operación de consolidación de deuda que negocia la Administración. Su oferta al Ministerio de Industria, según se ha informado a este diario, se concreta en la quita de mil millones de pesetas durante 1980 y 1981, y la consolidación de los 3.400 millones de pesetas restantes en un plazo de cinco años, con tres de carencia de amortización.
En cuanto a su contribución en los nuevos créditos que trata de obtener Industria para AHV, de los que al Vizcaya le correspondería aportar 7.700 millones de pesetas, esta entidad sólo está dispuesta a conceder 2.000 millones, al parecer, a un tipo de interés igual al de la deuda pública.
Este planteamiento del Vizcaya produciría un agujero en los fondos con los que espera contar la Administración para dotar la tesorería de la empresa superior a los 6.000 millones de pesetas.
En medios económicos, ante la firmeza de la postura del Vizcaya, no se descarta una velada sugerencia, por parte de la autoridad monetaria, hacia esta entidad para que se avenga a las pretensiones de la Administración.
Contrariamente a esta versión, obtenida por EL PAIS en fuentes solventes, medios próximos al Banco de Vizcaya aseguran que las diferencias existentes en la negociación, a punto de culminar en acuerdo, se refieren a ligeros matices.
Salarios y plantillas
En cuanto a la negociación con las centrales sindicales, el Ministerio de Industria asegura que no trata de obtener un compromiso pormenorizado en cuanto a la forma de proceder a la reducción de plantilla planteada en el programa de reestructuración, según el cual hay que suprimir unos 1.800 puestos de trabajo.
La negociación en este terreno persigue situar para 1983 los costes de personal del sector en niveles próximos al 23% respecto a la facturación. Ante esta exigencia del plan, las centrales han logrado el compromiso de la Administración de adelantar las inversiones previstas para el relanzamiento del sector medi ante el acuerdo de negociar durante el próximo año el tipo de producto siderúrgico que se potenciará, el proceso a aplicar y en qué empresas; en definitiva, el futuro del sector en su aspecto industrial.
El excedente laboral que hoy registran las empresas (Ensidesa, 3.500 trabajadores; AHV, 1.500, y Altos Hornos del Mediterráneo, unos 800) parece no plantear problemas en la negociación, si bien las centrales pretenden dejar abierta la posibilidad de cubrir estas vacantes con personal de nueva contratación.
La Administración se opone a tal pretensión y trata de asegurarse el compromiso de que las vacantes producidas por la referida reducción de plantillas (mediante jubilaciones anticipadas, incapacidades físicas y bajas voluntarias) podrán ser cubiertas mediante la oportuna movilidad de plantillas.
No obstante, el tema salarial es el que concentra las mayores diferencias en la negociación entre Industria y las centrales sindicales. Al parecer, la Administración ha modificado su oferta en la última reunión mantenida ayer -sin concluir al cierre de esta edición-, posibilitando el crecimiento de los salarios durante 1981 en un 3,5 %, del 4,5 % para 1982 y del 5,4% para 1983.
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