RTVE carece de propiedad intelectual
El espacio Encuentros con las letras inaugura esta noche una sección bajo el título «Independientes, disidentes», con una larga entrevista de aproximadamente 52 minutos con el escritor italiano Leonardo Sciascia. Tres miembros del equipo de Encuentros, Carlos Vélez (director), Fernando Sánchez Dragó y Antonio Castro, se desplazaron a Italia a mediados del pasado octubre para entrevistar al escritor.Leonardo Sciascia, diputado del Partido Radical italiano, se autodefine como un intelectual -«en el sentido de tratar de entender, de comprender las cosas»- independiente, liberado «de todos los padres», porque «los viejos métodos ya no son buenos para medir las cosas nuevas». En otras palabras: «Intento ser socialista sin el socialismo y cristiano sin el cristianismo».
A lo largo de la entrevista abunda en reflexiones político-literarias y consideraciones sobre la actualidad italiana.
La entrevista que hoy se emite por la segunda cadena de Televisión Española fue publicada parcialmente (una cuarta parte) en el suplemento cultural Disidencias -título semejante a la sección que hoy se inaugura- del Diario 16, del que es editor Fernando Sánchez Dragó, y que se subtitula «Los encuentros con las letras de Diario 16».
No es la primera vez que la Prensa diaria y especializada reproduce, antes o después de su emisión por Televisión Española, entrevistas de este y otros programas en un intento de promoción cultural y colaboración entre la empresa estatal RTVE y las empresas privadas de Prensa. La coincidencia, sin embargo, de que el citado suplemento cultural se subtitule con la misma denominación que tiene el programa de Televisión Española -cuya marca se encuentra en trámite de registro en la Propiedad Industrial a nombre de RTVE y en las clases números 16 y 38- ha causado cierto estupor en medios directivos de RTVE.
Fernando Sánchez Dragó manifestó a EL PAÍS que el título del suplemento que edita se estableció con la anuencia del director del programa de Televisión Española, Carlos Vélez, que, al parecer, hay un acuerdo verbal para su utilización entre Fernando Arias-Salgado, director general de RTVE, y Juan Tomás de Salas, editor de Diario 16.
Carlos Vélez, por su parte, manifestó a EL PAÍS: «Yo me he quedado entre la duda y la perplejidad. Sin embargo, un programa de televisión no es homologable con un periódico o revista impresa. Se trata de una coincidencia de títulos y subtítulos. Yo no lo habría hecho, entre otras razones, porque no es justo apropiarse del trabajo de todo un equipo, pero tampoco puedo juzgar a los demás. En cualquier caso, me han prometido que se retirará del periódico la utilización del nombre de Encuentros con las letras».
El problema no es nuevo en Televisión Española. Quizá no pueda compararse la explotación de un título de programas culturales de Televisión Española por obra de terceros, normalmente colaboradores o trabajadores fijos de RTVE, con la explotación comercial de otros géneros de programas, normalmente frívolos. En cualquier caso, no es serio ni se consiente en otras televisiones estatales que una persona que haya trabajado para la televisión del Estado, de todos los españoles, utilice el marco de un televisor para anunciar que elimina, bajo contrato, el vello de las mujeres, ni es fácilmente permisible que los actores de Curro Jiménez, los payasos de la tele, Torrebruno («el ídolo de los niños»), personajes -actores de Fantástico y de Aplauso y otros muchos, utilicen la promoción de imagen que pagan y soportan todos los ciudadanos para montar sus negocios personales y espectáculos análogos por toda la geografía nacional. No es normal que una empresa seria y bien administrada consienta que se explote la cabecera de uno de sus programas, como el A fondo (registrado a nombre de RTVE), que dirige y presenta Joaquin Soler Serrano, como título de la sección de un semanario de la empresa privada. Que explote en forma similar por Luis del Olmo el programa Protagonistas, de Radio Nacional. Tampoco es normal que salga al mercado, casi contemporáneamente, una publicación impresa con el título de Aplauso, porque RTVE se olvida que es propietaria de la cabecera y del respectivo programa musical, o que se edite, porque hay un programa sobre parapsicología (Más allá), un libro que se titula Televisión y los ovnis a espaldas de los legítimos propietarios del producto. La lista de ejemplos es, por supuesto, incompleta.
Los funcionarios del Ministerio cle Hacienda que hicieron la auditoría en RTVE se alarmaron por la anómala situación del patrimonio de RTVE y escribieron al respecto: «RTVE posee o debería poseer un patrimonio, a nuestro juicio, mucho más importante que el material de marcas, títulos, dibujos, concesiones, propiedad intelectual literaria, musical, cine, etcétera. Parece que no existe tal patrimonio».
No es extraño, por tanto, que la propiedad intelectual de RTVE esté valorada en 8 (ocho) pesetas, tal como recoge la Memoria de contabilidad de RTVE. Ejercicio económico 1979.
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