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Solidaridad multiplica sus presiones sobre el Gobierno polaco mediante huelgas simbólicas

Nuevas huelgas, parciales y en principio simbólicas, han sido utilizadas por la confederación sindical independiente Solidaridad para lanzar diversas «advertencias» al Gobierno polaco, provocando un fuerte aumento de la tensión social, temiéndose que un paso en falso lleve al traste las complica das negociaciones entre las dos partes.

La mayoría de los ferroviarios optaron en la mañana de ayer por dejar colgado el uniforme en los percheros de las estaciones en señal de protesta por la decisión del Gobierno de negociar en primer lugar con el antiguo sindicato oficial, cuando Solidaridad asegura representar al menos al 85% de los trabajadores del sector. Asímismo, durante dos horas -entre las diez y las doce de la mañana- un paro simbólico paralizó el tráfico en dos líneas de importancia secundaria. De acuerdo con el llamamiento lanzado por Solidaridad, las estaciones amanecieron ayer decoradas con los colores -blanco y azul- de la bandera polaca, y los empleados portaban los ya clásicos brazaletes rojiblancos del nuevo sindicato. Unicamente los jefes de estación lucieron sus tradicionales gorros rojos.Paralelamente, en la fábrica de tractores de Ursus (16.000 trabajadores) se iniciaban paros parciales para protestar -tal como habían amenazado el sábado- por la detención de un impresor, Jan Narozniak, colaborador de Solidaridad. Se le acusa de «violar secretos de Estado» por tener en su poder un documento confidencial del fiscal general en el que, según un portavoz de Solidaridad, se «revelan numerosos casos de decisiones arbitrarias de la policía, abusos de poder e infracciones legales». Asimismo, según los sindicalistas, el documento pone de relieve el papel dependiente del fiscal respecto al aparato de seguridad.

Queda por demostrar que Narozniak es el autor del «robo» de la circular redactada por el fiscal general y comprobar, ante todo, si las prácticas jurídicas que oficializa y recomienda el texto no constituyen de por sí un delito mucho más grave. El documento no es más que una lista detallada de artimañas judiciales válidas para paralizar a contrarrestar las actividades «antisocialistas» de los ciudadanos de la oposición.

Otro pequeño paro de una hora tuvo lugar en los talleres de la fábrica automovilística FSO, de Zeran, para solicitar, asimismo, la liberación de Narozniak.

"Iniciativa peligrosa"

Las reacciones oficiales no se han hecho esperar. Un portavoz del Ministerio de Transportes calificó ayer la actitud de los ferroviarios de «iniciativa peligrosa». Las protestas coinciden, además, con la apertura de la 62 sesión regular de la Comisión de Transportes de los países del Comecón (Mercado Común de los países del Este), cuyos trabajos, a nivel ministerial, se desarrollarán durante toda la semana en Varsovia.En Moscú, la agencia Tass consideró que las nuevas «advertencias» de Solidaridad «podrían atentar contra los intereses nacionales y de la propia defensa de Polonia». Para Izvestia, órgano del Gobierno soviético, el llamamiento a la huelga en el sector ferroviario conlleva el deseo de «mantener la tensión en el país». Aunque en su primer día, ayer, lunes, los paros no tuvieron más contenido que el simbólico, de multiplicarse, en las próximas jornadas las consecuencias podrían agravarse: las comunicaciones ferroviarias polacas forman parte del sistema defensivo del Pacto de Varsovia.

Hasta el momento, todos los observadores descartan una intervención militar soviética o del Pacto en Polonia -algo de lo que se habla mucho más fuera que dentro del país-, por entender que dispone de otros muchos medios políticos y económicos para meter en cintura a los polacos, en caso de que lo considere imprescindible. Entre los factores que los observadores destacan a la hora de evitar comparar la situación con la de Checoslovaquia hace doce años -cuando los tanques soviéticos pusieron fin a la Primavera de Praga- destacan tres: Moscú prefiere una Polonia disidente, pero bajo control, que una Polonia comunista ortodoxa que constantemente estaría al borde de la desestabilización; Polonia no tiene frontera con ningún país de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por lo que desempeña un papel secundario en los planes defensivos del Pacto de Varsovia; el origen del conflicto está en los obreros y no en el seno del partido comunista.

En el sur del país, Solidaridad obtuvo ayer un triunfo parcial al dimitir un alto funcionario de la región de Beilsko-Biala, Josef Buzinski, presidente del Consejo del Pueblo, al que los sindicalistas acusan de graves irregularidades administrativas.

Mientras crece de nuevo la tensión social, la Dieta polaca se dispone a discutir un proyecto gubernamental por el que se racionaría el consumo de carne, con un promedio de tres kilos mensuales por persona, incluyendo embutidos y productos avícolas.

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