Más banderas
La temporada pasada, Javier Pradera ya nos dio a los lectores «la badila» con el consabido cuento del penalti injusto en el minuto final su filosofía orteguiana de la cuestión pero olvidándose de otro que hubo en el área realista (de San Sebastián) y que hicieron a Santillana y el cual ni siquiera menciono.Plantea con bastante «mala leche» (por aquello de las correlaciones fáciles: Real Madrid-Equipo Fascista- Bernabéu- Panda de Carcas) el tema de Tabacalera. Yo fui espectador el domingo pasado del mencionado partido Y tenía pensado de antemano coritar los idiotas que fueron al campo con la bandera constitucional o supracional. Mis anotaciones dieron dieciocho que es un número, según mi criterio. unas tres veces superior al normal en un partido convencional sin tensiones autonómicas. También tuve el humor de estimar las banderas blancas, que son las únicas que, en mi opinión deben llevar los aficionados blancos al Bernabéu, y, según mis cuentas, salieron 116, además de dos banderas catellanas llevadas por otro par de idiotas también. Teniendo en cuenta que, según ustedes, había 80.000 espectadores en el campo, la proporción bandera constitucional/espectador es ridícula. Pues bien, a un hecho ridículo el articulista dedica un 30% de su crónica. Curioso.
En un partido, digamos, convencional y con un número de espectadores medio en Atocha, ¿cuál es la proporción de banderas azul y blancas Y de las «otras»? Me gustaría conocer también, en ocasión de la visita del Real Madrid a San Sebastián, la pmporción entre los abanderados, que, según mi concepto de la cuestión, son normales (bandera de la Real) o idiotas (bandera de un país), para con estos datos compararlos a los expuestos anteriormente y poder medir el «grado de anormalidad banderil» de los seguidores de determinados clubes y observar el resultado que sale.
También sería buena práctica democrática invitar a algún tendencioso y notable seguidor madridista a pincelar el partido de vuelta desde San Sebastián por aquello de la igualdad de oportunidades en el diario más influyente en la opinión del país (valga la redundancia).
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