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Los monólogos sustituyen a los debates en la CSCE

Diálogo de sordos entre el Este y el Oeste. Esta es, en síntesis, la primera conclusión que se obtiene de los monólogos que los países de la OTAN y del Pacto de Varsovia interpretaron ante la primera sesión no pública de los debates generales de la Conferencia de Madrid. Los países atlánticos no hablaron ayer de otra cosa que de la invasión de Afganistán y de la violación de los derechos humanos en los países socialistas. Las naciones del Pacto de Varsovia insisten en que Afganistán no es tema de esta conferencia «europea» y califican de injerencia en los asuntos internos las alusiones a los derechos humanos.En la mañana de ayer tomaron la palabra Luxemburgo, Holanda, Gran Bretaña y la Unión Soviética. En el curso de estas intervenciones, el delegado del Gran Ducado, que hablaba como representante y presidente en ejercicio de los países de la CEE, señaló que la invasión de Afganistán por la URSS conculca ocho de los diez principios del Acta de Helsinki. Holanda recordó que el documento final de Helsinki no sólo afecta a los 35 países firmantes, sino también a los demás, como Afganistán, por regularse en él las relaciones con todos los Estados. Por su parte, Gran Bretaña, cuyas intervenciones a lo largo de lo que va de conferencia se han considerado como las más agresivas y menos propicias al diálogo Este-Oeste en las circunstancias actuales, volvió a reiterar la cuestión afgana y se sumergió en una lista de casos concretos sobre violaciones de derechos humanos en la URSS. Citó el delegado inglés trescientas detenciones de seguidores del Acta en la URSS, el caso de Sajarov. las interferencias en la radio y los problemas de las minorías étnicas soviéticas.

La Intervención británica, que algunos observadores la sitúan en perfecta conexión con la americana, aunque haciendo Londres el papel de duro para evitar roces entre Estados Unidos y la CEE, fue seguida de otra del representante de la Unión Soviética, Leónidas llichev. El viceministro de la URSS volvió a la técnica de no responder a los temas concretos, dijo que Afganistán no es tema de la CSCE, que las cuestiones de los derechos humanos son asuntos internos de los países y que no hay espacio posible entre la distensión y la guerra. Apoya do en esta línea alarmista, llichev abundó en sus consabidas pro puestas de desarme y de la pro vocación en Madrid de una nueva negociación multilateral de armamentos.

La táctica rusa de acusar a Occidente de rearme, de no querer la paz ni la distensión, fue respondida, por la tarde, por el delegado norteamericano, quien acusó a la URSS de aumentar su presupuesto militar, subrayando que éste incluye un total de 150.000 millones de dólares más que el, americano. Volvió. sobre la cuestión alizana e insistió en que, mientras las tropas de la URSS ocupen este territorio, el diálogo Este-Oeste no es viable. También, en el plano del desarme, el representante norteamericano insistió en que la nueva Administración Reagan mantendrá la política iniciada en las negociaciones SALT.

También por la tarde hablaron Checoslovaquia, en tonos similares a los de la URSS, e Italia, Canadá y, Bélgica, con alusiones muy parecidas a las del representante norteamericano.

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