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Catorce muertos y 273 heridos en la M-30 en lo que va de año

Hasta el día de ayer, catorce personas habían muerto en accidentes de tráfico ocurridos en la M-30 en lo que va de año, y 273 sufrido heridas de distinta consideración. Aunque estas cifras señalan un aparente descenso de la peligrosidad de la vía semiurbana (durante 1979 se registraron veinte muertos), lo cierto es que el índice de riesgo de accidente se ha multiplicado por 1,15. La M-30, una autovía de 18,3 kilómetros, de longitud que conforma el tercer cinturón de Madrid, soporta más tráfico (unos 125.000 vehículos/día) que todas las carreteras de la provincia juntas.

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Los cuatro "puntos negros".

El puente de Toledo sigue siendo el más negro de los puntos de conflicto de la M-30. Diez personas, la mitad de todas las que perecieron en 1979 en accidentes de tráfico en los 18,3 kilómetros de la vía semiurbana, viajaban en automóviles que chocaron contra alguno de los pilares de dicho puente. El tramo Embajadores-Méndez Alvaro es también una sección peligrosa. A pesar de todo, y según las fuentes consultadas reiteradamente por EL PAIS, el verdadero peligro de la M-30 es el exceso de velocidad de los vehículos usuarios: «Ha sido concebida para una velocidad media entre los setenta y los noventa kilómetros, y los conductores circulan a velocidades superiores incluso a las de autopista».En 1978, once personas murieron, según partes oficiales, en el tramo total de la M-30, el año pasado, la cifra aumentó a veinte. Aunque el número de muertos en lo que va de año ha descendido ligeramente, se estima que los índices de peligrosidad han aumentado. A la vista de los lugares en que los accidentes mortales ocurrieron, los puntos o tramos negros de la carretera seguirían el siguiente orden de peligrosidad: Puente de San Isidro-Puente de Toledo, Embajadores-Méndez Alvaro, Méndez Alvaro-avenida de la Albufera, Puente de Ventas-Nacional II, Puente de Toledo-Puente de Praga, y con índices de peligrosidad análogos, aunque menores, Puente de Praga-Puente de Andalucía, avenida de la Albufera-avenida del Mediterráneo, avenida del Mediterráneo-Puente de Moratalaz, Puente de Moratalaz-Marqués de Corbera, Marqués de Corbera-Puente de Ventas, y Ramón y Cajal-Sagrados Corazones.

Las razones de la peligrosidad de la M-30 han empezado, tal vez, en la inmediata superación de las frecuencias de vehículos para la que fue concebida. El tramo de conexión próximo al Puente de los Tres Ojos fue diseñado para una frecuencia diaria de 25.000 vehiculos, y se estima que, globalmente, la vía soporta hoy unos 125.000. Posteriormente, estas razones se han visto incrementadas por la velocidad excesiva de los usuarios. Joaquín Campos, ingeniero técnico de Tráfico de la Jefatura Provincial de Carreteras de Madrid, explica las claves de la peligrosidad de la M-30, a partir de la intensidad del tráfico que soporta y de las imprudencias de sus usuarios. « Baste decir que los 1.800 kilómetros de toda la red viaria provincial soportan menos circulación que los 18,3 kilómetros de la M-30. La relación viene a ser 100-120. Además, la M-30 ha sido diseñada como vía semiurbana y ello implica, en primer lugar, que la velocidad media en ella debe oscilar entre los setenta y los noventa kilómetros por hora, con independencia de que en puntos singulares, como intersecciones o cruces a nivel, haya que reducirla considerablemente. En segundo lugar, la señalización está calculada en función de esa velocidad específica. Un conductor que se desplaza a 140 kilómetros por hora, caso frecuente en la M-30, carece del necesario tiempo de reacción, porque no tiene margen para asimilar el significado de la señal».

Según Campos, la velocidad excesiva es la causa de un 99% de los accidentes en la M-30, porque puede traducirse tanto en derrapajes o falsas maniobras, como en reacciones tardías y violentas, que implican luego a vehículos ajenos. «Es muy común el caso de despiste de un conductor que está a punto de rebasar su vía de escape y frena de pronto para desviarse hacia ella en el último momento. Es probable que los automóviles que circulan detrás del suyo, que tampoco guardarán las distancias de seguridad, se le echen encima y se llegue así a una colisión múltiple. Toda maniobra súbita de un conductor, sin aviso previo a los demás, es una potencial situación de accidente».

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