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La irresistible marcha de la renta fija

Terminó la primera semana de noviembre con un balance bursátil moderadamente negativo, aunque la nota dominante fue el sostenimiento, la ambigüedad y la escasa animación de los diversos corros, como viene siendo habitual en el mercado bursátil español.Quizá quepa destacar, como no vedad casi pintoresca, la evolución diametralmente opuesta de la Bolsa de Valencia respecto a lo que sucede en los otros tres mercados Valencia se ha incorporado a las cotizaciones bursátiles, ya con rango equiparable a las otras tres, con ímpetu y con dinamismo, como lo prueba el hecho de que el índice de este mercado va subiendo Writamente mientras los otros tres, en general, van bajando. Acaban de juntarse el índice de Valencia y el de Barcelona en el 103, pero con distinto signo: mientras el de Valencia va hacia arriba, el de Barcelona recorre el camino contrario.

La semana, por lo demás, ha deparado pocas sorpresas a nivel de las cotizaciones. Ha aparecido papel bancario, pero ha sido bien asumido por el mercado, sin que se haya producido ninguna conmoción. Es más, el cierre del viernes registraba- dinero para el Banco Popular, lo que quizá quiere decir que la predominancia del papel durante la semana no sea muy significativa.

Influencia sobre el mercado

Poca influencia ha tenido el entorno socio-político sobre el mercado, aunque precisamente este tema ha sido profusamente tratado estos últimos días debido a la incidencia que la elección de Reagan para la presidencia de Estados Unidos ha tenido en otros mercados, especialmente -como es lógico- en el norteamericano, con alzas espectaculares seguidas de descensos menos notorios en las cotizaciones del mercado líder de Wall Street.A nivel más general, la Bolsa española parece que está recibiendo estos. últimos tiempos los impactos -presumiblemente negativos- de la mayor capacidad de atracción de la renta fija. Las emisiones de estos títulos -la semana pasada había en el mercado unos 40.000 millones de pesetas en busca de inversores están superando sus propias marcas en cuanto a beneficios para el suscriptor de los mismos, o no es extraño que vayan penetrando poco a poco en la conciencia inversora de los particulares. En puertas hay emisiones de notable cuantía para las próximas semanas. Y como el ahorro es limitado, está claro que si la gente los va suscribiendo, al final queda menos dinero para adquirir títulos en el mercado bursátil, en donde las empresas siguen esperando que a través de la renta variable les caiga algo de lo que se subasta día a día.

Precisamente en la semana que termina ha cubierto su emisión de «bonos -de tesorería» el Banco de Santander. Nada menos que 15.000 millones de pesetas, convertibles, eso sí, han sido colocados antes de lo previsto, pues la suscripción finaliza el día 10 y ya el viernes se había agotado el papel, según los responsables de la emisión. Siempre según sus propias informaciones, habrían sido 45.000 las personas que se han sentido atraídas por estos títulos bancarios, que representan una posibilidad de entrar por una puerta diferente -o de consolidar posiciones anteriores- en el capital de uno de los titulos más apetecidos de la Bolsa española.

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