_
_
_
_
RELIGION

El Papa cita at Freud, Marx y Nietzsche en su cuarta alusión al "adulterio del corazón"

Juan Arias

Por cuarta vez consecutiva Juan Pablo II ha tocado en su discurso del miércoles a la audiencia general el tema del adulterio del corazón. Pero esta vez, después de haber repetido que «las palabras del Evangelio de ningún mi3do contienen una condena del cuerpo y de la sexualidad», ha dicho, con un lenguaje nada fácil, que la interpretación que él está dando de este pasaje bíblico ha sido admitida por Freud, Marx y Nietzsche.

Afirma el Papa que «determinar el significado propio de las palabras del discurso de la montaña, en el cual Cristo hace una llamada al corazón humano, es importante no sólo a causa de las viejas costumbres nacidas del maniqueismo, en el modo de pensar y de valorizar las cosas, sino también a causa de algunas posiciones contemporáneas que interpretan el sentido del hombre y de la moral». Aquí cita a los tres grandes pensadores, Freud, Marx y Nietzsche, recordando que Ricoeur los apellida «inaestros de la sospecha». Según Juan Pablo II, existe una «significativa convergencia», pero al mismo tiempo una «divergencia fundamental» con la hermenéutica que tiene su fundamento en la Biblia, «a la cual intentamos dar expresión en nuestro análisis».¿En qué consiste la convergencia de los tres grandes maestros laicos con la teoría del Papa del adulterio del corazón, incluso con la propia mujer?, lo dice él mismo con estas palabras: «Consiste en el hecho que los pensadores antes citados, los cuales han ejercitado, y siguen haciéndolo, un gran influjo en el pensamiento y en la valorización de los hombres de nuestro tiempo, parece que en realidad también ellos acusan y juzgan el corazón del hombre».

Triple concupiscencia

Más aún, añade el papa Wojtyla, «lo juzgan y acusan precisamente a causa de lo que en el lenguaje bíblico, sobre todo del evangelista Juan, se llama concupiscencia: la triple concupiscencia ». Según, el Papa, esta triple concupiscencia de la que habla el Nuevo Testamento se encuentra en los tres grandes pensadores: Nietzsche representa «la soberbía de la vida». Marx «la concupiscencia de los ojos», y Freud «la concupiscencia de la carne».Estos tres autores, que han descubierto cada uno, una de esas concupiscencias, se limitan, sin embargo, afirma Wojtyla, «a poner el corazón en continuo estado de sospecha», mientras la Biblia va más allá, y por eso, según el Papa, es más rica. En la Biblia, ha dicho el Papa, la triple concupiscencia «no constituye el criterio fundamental y absoluto de la antropología y de la ética. El Evangelio no se limita como Freud, Marx y Nietzsche a sospechar del corazón humano, si no que le hace una llamada a la redención». El hombre de la Biblia, dice el Papa, «se siente llamado a realizar el significado esponsal del cuerpo y a expresar de este modo la libertad interior del don, es decir, de aquella fuerza espiritual que deriva del dominio de la concupiscencia de la carne».

Los observadores afirmaban ayer que «el Papa ha echado mucha carne en el asador y de nuevo se levantará la polémica».

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_