La seguridad defensiva le proporciono otro triunfo al Atlético
En Alicante, el Atlético obtuvo una nueva victoria que le coloca ya en seis positivos. En la pasada Liga, el Spórting, tercero, terminó con cinco. Otra vez lucieron los atléticos una enorme seguridad defensiva, y si en esta ocasión su juego en el centro del campo fue más débil que en anteriores ocasiones y escasearon sus contraataques, supo aprovechar bien dos de éstos para ganar con justicia el partido.El encuentro del Atlético en Alicante hubiera sido un calco de sus anteriores salidas de no ser porque Quique y Dirceu estuvieron por debajo de su nivel, con lo que el equipo de García Traid perdió la zona izquierda de la media durante largas fases del partido. Pero el buen trabajo de Marcos, que consiguió sobreponerse con frecuencia al buen marcaje de Carcelén, y la correcta tarea defensiva y de despliegue de Ruiz compensaron en parte el problema. Y atrás hubo, del primer minuto hasta el último, la seguridad defensiva de siempre. Sólo Kustodic, grande, marrullero y buen futbolista, provocó problemas, porque en las bandas Megido y Churruca apenas hicieron nada. Megido fracasó completamente ante Julio Alberto, otro joven que se dispara hacia arriba de día en día, y Churruca se cubrió algo con su talento de buen futbolista y con cierta movilidad, pero tampoco se lo hizo pasar mal a Marcelino.
La duda estaba en si el contraataque del Atlético podía funcionar con Quique y Dirceu a medio gas. Habría que confiar en la otra banda, y, en efecto, en el minuto veinticinco, una escapa la por la derecha le valió al Atlético el primer gol, y el Atlético pudo marcharse a resulte, nació en un centro de Churruca desde el ala derecha del ataque alicantino; el d -speje de Arteche, el lanzamiento de Marcos y el desmarque y la carrera de Rubén Cano convirtieron en muy pocos segundos en gol a favor del Atlético lo que había sido un centro pasado sobre su área. No mucho después, funcionó por primera y única vez el contraataque por la izquierda, y una escapada de Rubio finalizó en disparo potente de Quique; el rechace de Sala lo machacó Rubén Cano.
El encuentro había quedado poco menos que decidido. El Atlético, en dos escapadas había conseguido otros tantos goles, y eso era más que suficiente para desanimar al Hércules. Pero los locales insistieron en sus ataques, tratando de explotar la superioridad de Aracil y Zunzunegui sobre Quique y Dirceu. Cinclo minutos antes del descanso Aracil se fue por la derecha y entregó a Kustodic, que se deshizo de su marcador Arteche con una sabia combinación de empujón y codazo y se revolvió para tirar bien junto al poste.
Fue hermoso el esfuerzo del Hércules en la segunda parte, pero inútil, porque el Atlético ha organizado una excelente defensa. Sin brillantez, sin concesiones, sin elegancia, sin vergüenza para soltar el patadón hacia adelante o para echar el balón fuera cuando hace falta, pero con capacidad también para sacarlo jugado de cuando en cuando. KoIdo Aguirre, entrenador del Hércules, retiró al poco de comenzado el segundo tiempo a Megido, que era una pieza inútil, y le sustituyó por Abad, que sólo sirvió para confirmar el excelente momento de juego de Julio Alberto, al que puso mucho más a prueba que su predecesor. Churruca terminó de diluirse y acabó en no beligerante. Por alto, pese a la acometividad de Kustodic, el Atlético es inexpugnable, porque reúne en su área tres saltadores: Arteche, Balbino y Ruiz, y el domingo, además, Aguinaga arriesgó más que otras veces.
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