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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La JOC en la conciencia del pueblo

Con frecuencia saltan a las columnas de los diarios referencias de hechos que han resultado conflictivos con la jerarquía eclesiástica. El caso es que el pueblo casi siempre se pone del lado de los condenados, ¿por qué? ¿No será por aquello de que el poder oprime y corrompe?El conflicto de la jerarquía con la JOC también ha llegado a la gente de la calle, entre la que nos encontramos los miembros de nuestra comunidad cristiana popular y nos hemos preguntado:

¿En qué parte del Evangelio se lee que Jesús echara mano de la policía? Nos dicen que una vez cogió el látigo para expulsar a los negociantes del Templo. Mucho nos tememos que lo volviera a coger hoy a la puerta de muchos templos y santuarios, bendecidos y consagrados por nuestra jerarquía. Pero ¿cuándo lo cogió contra los que buscaban sinceramente la verdad, la justicia y la defensa del pueblo?

¿Saben nuestros obispos lo que cuesta realmente formar un militante joven, cristiano y en el mundo obrero? ¿O siguen prefiriendo, por aquello de defender la ortodoxia, utilizar la excomunión desde sus sedes?

¿Saben nuestros obispos que los movimientos apostólicos más conflictivos con la jerarquía, entre los que se encuentra la JOC, son los más apreciados por el pueblo?

Es de sobra conocida la historia de lucha por la liberación del pueblo y la tarea de evangelización que ha desarrollado la JOC. Y esto sigue siendo un testimonio vivo y necesario en el mundo obrero.

El que en el interior de la JOC haya problemas nos parece un hecho bastante normal en un movimiento cristiano de obreros, y además, jóvenes. Y preguntamos: ¿es que no los ha habido y no los hay en la misma conferencia episcopal? Y no nos consta que nadie haya llamado nunca a la policía para expulsar a alguien.

Pedimos a nuestros obispos que sean más realistas y no se dejen llevar de tendencias de poder, ni siquiera en sus esquemas mentales. Que no sean violentos y que no se cansen en el diálogo. Que recuerden aquello que contestó Jesús a sus discípulos cuando pedían que bajase fuego cielo: «No sabéis de qué espíritu sois, porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos». /

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