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El Gobierno Forlani presenta hoy su programa económico al Parlamento italiano

Juan Arias

El democristiano Arnaldo Forlani presenta hoy al juicio del Parlamento su nuevo Gabinete formado por su partido, los socialistas, republicanos y socialdemócratas.La primera contestación, antes de llegar a las Cámaras, ha sido la de los radicales, los cuales han denunciado al nuevo presidente del Gobierno por haber nombrado también esta vez diversos viceministros o subsecretarios para cada ministerio. En total, 79.

Los radicales afirman que esto es anticonstitucional, aunque en la práctica se ha hecho siempre. Pero es La vez había ya advertido que si Forlani tomaba esta decisión denunciaría el hecho al jefe del Estado. El motivo que da el Partido Radical es que multiplicar viceministros sirve sólo para aumentar los gastos del Estado inútilmente y que ha sido una costumbre democristiana para contentar los intereses de los diversos grupos del partido. Y con ellos los privilegios de los que gozan con gran abundancia esos subsecretarios, de los cuales la Constitución prevé sólo uno por cada ministro.

Esta semana, Forlani, junto con Craxi, ha escuchado a docenas de técnicos para la preparación de un programa que tendrá como características fundamentales, como ha podido conocer EL PAIS, la lucha contra la inflación, que actualmente es del 20%. Para ello, este nuevo Gobierno llevará a cabo una política muy severa del control de cambio, para evitar la devaluación. Y piensa hacerlo apretando en la política fiscal, en el aumento de los servicios públicos (teléfono, sanidad y transportes, sobre todo) y empujando a apretarse el cinturón en el consumo.

El Estado, para ayudar a las empresas en crisis, pero que pueden ser aún productivas, está dispuesto a cargarse con el 10% de impuestos de tráfico de empresa, por un total de 500.000 millones de pesetas. Se desea poner de nuevo en marcha un mercado que sea competitivo con el extranjero para reequilibrar la balanza comercial.

Y es que la primera preocupación del nuevo Gobierno es la defensa del cambio. Y junto con esto, un plan serio en tres direcciones bien concretas: plan energético, insistiendo mucho en el carbón, pero sin renunciar a las centrales atómicas; un programa para la construcción de viviendas populares con ayudas estatales y la ley de la movilidad del trabajo para ayudas a la productividad.

Todos estos planes, en realidad, estaban ya presentes en los programas de los últimos Gobiernos. Lo que ocurre es que la tensión política italiana no permite, desde hace años, a un Gobierno llevar a cabo ninguna de estas decisiones, dada la precariedad en que viven los Gabinetes, que no llegan a una media de un año de vida cada uno.

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