El consumidor europeo desea un mayor protagonismo

Más de medio millar de representantes de los países de Europa occidental han participado en París en la sede de la Unesco, en los «encuentros europeos del consumo». Durante los últimos tres días han confrontado las experiencias de cada país con vistas a sondear las posibilidades, aún lejanas, de que un día el consumidor pueda equipararse al productor y al distribuidor.Las tres jornadas parisienses del consumidor internacional fueron organizadas por el ministro francés de Economía, René Monory, y por la Comunidad Económica Europea (CEE). España estuvo representada por dirigentes de diversos grupos de consumidores y, por parte del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, intervino Francisco Alonso Colomer. Ayer, Francisco Alonso resumió para EL PAIS la impresión de este primer coloquio internacional del consumidor de una envergadura tan amplia: «El tema genérico de este contraste de experiencias en los diversos países de Europa occidental ha sido El poder económico de los consumidores. Y tras las exposiciones y debates escuchados cabe pensar, que, hoy por hoy, el consumidor tiene algo que decir en estas sociedades dominadas por la. publicidad que, en el límite, puede conducir al engaño. Pero aún se está empezando y, por añadidura, aunque las preocupaciones de los consumidores son comunes, los medios y los problemas que presenta cada sociedad no son los mismos. Aquí ha podido comprobarse que en España aún estamos balbuceando en materia de afirmación de derechos del consumidor».

Los temas tratados, en efecto, por su amplitud e importancia, evidenciaron el peso creciente, en tanto que grupo de presión, del consumidor en las sociedades industrializadas; pero también dejaron claro que, por ahora, cada cual vive experiencias adaptadas a su propio caso y, por ello, difícilmente trasplantables. Los tres capítulos estudiados en los tres días fueron los siguientes: «Importancia y medios de las asociaciones de consumidores en Europa», «Información, formación y educación del consumidor» en tercer lugar, «el diálogo consumidor-profesional». Subdivididos, esos tres capítulos generales dieron lugar a discusiones sobre la participación del Estado en los movimientos de consumidores, la independencia que reclaman estos últimos respecto a toda forma de poder y la integración en la enseñanza primaria de las cuestiones de consumo.