Las desventuras de un parto prematuro
En casi cuarenta años de vida, nunca el Instituto Nacional de Industria se había planteado la posibilidad de poner en práctica un plan a largo plazo. Ese plan está ahí y se llama el Plan Estratégico del INI para el período 1981-1985. Pero pocas veces el equipo rector del holding estatal se había visto tan abrumado por la sensación de interinidad que planea sobre sus cabezas como en estos momentos. Se han juntado los propósitos a largo plazo con las frustraciones de la provisionalidad.¿Qué va a pasar por fin con la presidencia del INI?, se pregunta hoy mucha gente. Nadie cree seriamente a estas alturas que el cargo no vaya a ser puesto en fecha más o menos breve a disposición de un nuevo inquilino, aunque el jueves por la mañana el vicepresidente económico del Gobierno, Calvo Sotelo, rnantuvo una larga conversación con el actual titular del cargo, José Miguel de la Rica, en la que no parece que le haya mostrado particulares deseos de prescindir de inmediato de sus servicios. Bien es verdad que tal decisión recae, legalmente, en la persona que ocupa el cargo de ministro de Industria y Energía, y, hoy por hoy, el INI depende de este ministerio Las especulaciones sobre la salida de De la Rica de la presidencia del holding estatal no carecen de fundamento. La familia socialdemócrata (García Díez, Fernández Ordóñez, Bustelo y varios más) le tiene sentenciado y algunos de sus miembros ocupan puestos de relieve político. Las razones de este desahucio no aparecen demasiado diáfanas aunque oficialmente se le reprocha a De la Rica una excesiva preocupación por salvar empresas en crisis, por enterrar digna mente a algunos eminentes dino saurios del sector público empre sarial o, cuando menos, por cu brir de la mejor forma posible sus raúltíples vergüenzas deficitarias. Esta excesiva preocupación por uno de esos tres INIS de los que gusta hablar al actual equipo -el energético, el crítico y el normal- es quizá uno de los puntos negros de la gestión de los actuales rectores de la empresa pública. El INI «crítico» está formado por un exiguo pelotón de diez empresas, entre las que se concentran la casi totalidad de las pérdidas del Instituto. Los cuidados prodigados a las Hunosa Seat, Ensidesa, Astilleros y alguna más ocupan, al parecer, demasiado tiempo al equipo directivo del Instituto, hasta el punto de que no parece encontrar tiempo para dedicarse a labores más productivas. Y la búsqueda de una nueva estrategia industrial, en la que el INI tendría un carácter de pionero, una labor de apertura de nuevos frentes a la industria española, es quizá la responsabilidad más acuciante que se le va a exigiren los próximos años.
El nuevo Plan Estratégico, diseñado para los próximos cinco años, intenta llenar esta laguna. Los aspectos básicos de este plan fueron diseñados a lo largo de los ocho últimos meses, y la responsabilidad esencial de su elaboración ha corrido a cargo de un joven ejecutivo procedente de las filas de una multinacional de primera fila, Luis Orueta. Las directrices de este plan han venido a insistir en puntos sobre los que ya existía un amplio consenso dictado por el sentido común: el INI debe ocuparse de crear empresas de cara al futuro, de insistir en la eficacia, de hacer de la competitividad una norma de conducta, de abrir las puertas a un futuro industrial de pasado mañana, olvidando los carromatos y las diligencias de la época de la estabilización y hasta del suanzismo. De buscar trabajo y horizontes, en definitiva, para una nueva generación, en vez de enterrar miles de millones estérilmente en salvar los vestigios del pasado.
Finalmente, el nacimiento de este programa de trabajo nace con defectos de origen sustanciales en la medida en que la interinidad de quienes han de aplicarlo es muy superior a la duración del mismo plan, que, por otra parte, no ha sido ni siquiera aprobado por el Gobierno. Aquí reside probablemente la principal debilidad de un proyecto cuya identificación con los deseos del actual equipo gobernante de la economía parece muy escasa. De hecho, la presentación del Plan Estratégico ha sido objeto de una curiosa y pintoresca operación de bloqueo desde las más altas instancias, lo que constituye quizá una prueba evidente del carácter interino del equipo que actualmente dirige los destinos del holding de la plaza de Salamanca. La presentación del plan y de los presupuestos del INI para el año próximo ha sido una situación ligeramente embarazosa para la vicepresidencia del Gobierno, cuyos propósitos de cambio, aunque sea en un plazo de unos pocos meses, parecen cada vez más evidentes, bien que otros problemas prioritarios empujen en estos momentos a retrasar por algún tiempo la operaciór. de sustitución.
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