Si se abandonan las políticas antiinflacionistas habrá una recesión histórica según el FMI

El presidente Carter declaró ayer, en la ceremonia de apertura de la 35ª asamblea anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que las economías de algunos países hacen frente a graves problemas adicionales como consecuencia del conflicto armado irano-iraquí y de la interrupción de los suministros de crudo. Simultáneamente, un alto ejecutivo de una empresa petrolera norteamericana declaró ayer ante el Congreso estadounidense que España será uno de los tres países más afectados por la interrupción de las exportaciones iraquíes.

El conflicto armado en el golfo Pérsico, los altos precios del petróleo, los programas energéticos nacionales y la amenaza de una recesión de proporciones históricas si se abandonan las políticas antiinflacionistas fueron los temas centrales de la sesión de apertura de la 35ª asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, que tuvo lugar ayer en el hotel Sheraton, de Washington.A sólo un mes de las elecciones presidenciales norteamericanas, el presidente Carter pudo acudir a la inauguración de la asamblea y garantizar a los dirigentes económicos y financieros de la comunidad internacional que Estados Unidos estaba haciendo «todo lo posible» para alejar del ya sombrío panorama económico mundial la amenaza de un daño permanente a los suministros de crudo procedentes del golfo Pérsico. Carter señaló en su breve discurso que dicho conflicto podría causar un daño «irreparable» a la economía de algunos países, incluso aunque la guerra fuera breve.

Las declaraciones de Carter coincidieron con la advertencia de Charles Campbell, vicepresidente de Gulf Trading and Transportation Company, una subsidiaria de la multinacional petrolera Gulf, ante el Congreso norteamericano, sobre las consecuencias del conflicto del golfo. Según Campbell, Francia, Brasil y España serán los tres países más afectados por la continuación de la guerra, ya que los tres países reciben de Irak más del 25% de sus suministros de crudos. En el caso español, las ventas directas no superan el 15%, pero es muy posible que el resto proceda del mercado spot.

El tema energético, dentro de las recomendaciones generales de política económica, representó también el corazón de los discursos de Jacques de Larosiere, director gerente del FMI, y de Robert McNamara, presidente del Banco Mundial. El economista francés, que ocupa la cúpula del FMI desde hace tres años, manifestó que la economía mundial ha empeorado desde la última asamblea anual en Belgrado y advirtió que no habrá una solución aceptable a la actual situación mundial hasta mediados de la década en curso.

De Larosiere, tras calificar el actual nivel de la inflación mundial de «intolerable», señaló que las tensiones inflacionistas socavan las perspectivas de crecimiento económico a plazo medio y «destruyen las fuentes de ahorro y de inversión productiva». El director gerente del FMI advirtió, en lo que es ya un mensaje reiterativo de esta 35ª asamblea, sobre los riesgos implícitos en la adopción de políticas expansionistas, y aseguró que el FMI había analizado la conveniencia de estas políticas y descubierto que «a la larga conducirían al mundo industrializado a una recesión de proporciones históricas hacia 1985».

A la hora de las recomendaciones, De Larosiere señaló que cualquier política económica efectiva pasa, primero, por la solución efectiva del conocimiento energético. «Si no enfocamos este problema (el energético) de una manera directa y completa, estaremos alentando la inestabilidad económica. No tendrá éxito ningún esfuerzo antiinflacionista, ninguna política sostenida de crecimiento, ningún plan para organizar el sistema monetario internacional, si persistiera la situación actual en materia de energía».

De Larosiere fue el encargado, en su discurso, de concretar la filosofía económica recomendada por el FMI. En resumen, esta política se concreta en el mantenimiento de medidas monetarias y fiscales restrictivas, inicio o continuación, según los casos, de políticas de rentas orientadas a recortar los aumentos reales de los costes salariales, medidas de gestión sobre la demanda, mejora de la oferta de energía moderando el consumo, ajuste de las estructuras fiscales y los programas de reducción del gasto público y programas de mejoras en la productividad y eficiencia de las empresas.

Respecto al mundo en desarrollo no productor de petróleo, tras considerar que la situación de las naciones de bajos ingresos es enormemente seria y requieren la solidaridad internacional, De Larosiere señaló que su capacidad para ahorrar y amortizar su deuda externa es muy limitada, por lo que necesitarán fuentes adicionales de asistencia financiera, que no podrán venir más que de aquellos países (OPEP) que disponen de excedentes financieros.

El presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, que tras trece años al frente del banco abandonará este año próximo su mandato, se despidió de los delegados a la 35ª asamblea con lágrimas en los ojos y con uno de sus característicos discursos catastrofistas sobre el futuro.

Según McNamara, las condiciones económicas del mundo han empeorado gravemente en el curso de los últimos dieciocho meses, como resultado de lo cual «las perspectivas de crecimiento de los países en desarrollo importadores de petróleo durante el decenio de 1980 se presentan ahora menos prometedoras».