Renovada presión de la izquierda laborista para la retirada de la CEE
Londres El 79º Congreso del Partido Laborista británico, que debatirá fundamentalmente la orientación del laborismo y la constitución de sus organismos directivos, se inauguró ayer por la mañana en Blackpool, tranquila ciudad balneario del noroeste de Inglaterra.
James Callaghan, ex primer ministro, y sus amigos moderados, aún con mayoría en el seno del partido, deberán defenderse de los ataques del ala izquierda, conducida por Anthony Benn, que desea poner en entredicho los estatutos y algunos aspectos de la política del partido.Callaghan debería obtener el respaldo de los sindicatos, cuyo voto en bloque arbitrará los debates, el modo en que se elegirá el líder del partido y la redacción de un manifiesto electoral. Pero los observadores estiman que los sindicatos podrían sostener las resoluciones presentadas por la izquierda acerca de un llamamiento para la retirada inglesa del Mercado Común y una reelección obligatoria de los diputados por sus federaciones locales antes de presentarse a las elecciones generales.
Si la moción de petición de retirada británica de la CEE es adoptada, este asunto podría acarrear un numeroso número de bajas en las filas del Partido Laborista. Los ultra-europeos, caso de Shirley Williams, han manifestado en el caso de aquella adopción, dimitirían.
Para la mañana de hoy están previstos los debates más fuertes, y el miércoles, a raíz del discurso que pronunciará Callaghan, cuando la izquierda presente las principales reformas estatutarias.
El actual líder del partido hará un discurso basado en la crítica contra el Gobierno conservador y lanzará un nuevo llamamiento a la cooperación de los sindicatos con un futuro Gobierno laborista.
Callaghan -estiman los observadores- desea, evitando abordar las cuestiones de crisis interna, presentarse como el «unificador» del laborismo, intentando darle una imagen creíble, tanto como partido de Gobierno como para mantener la ventaja de diez puntos que, según los sondeos de opinión, mantiene sobre la formación conservadora de Thatcher.
Sin embargo, Callaghan sufrió una primera derrota ayer, poco después de la inauguración, cuando los delegados adoptaron una moción rechazando la política de bloqueo de precios y salarios defendida por el ex primer ministro.
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