Maniobras cívico-militares en Rumanía

Nicollae Ceaucescu, presidente del Estado y del Partido Comunista de Rumanía, asistió la semana pasada a unas maniobras militares del Ejército de su país, realizadas en la región de Brasov, unos días después de finalizar las del Pacto de Varsovia, a las que Rumania envió una representación del Esta do Mayor. Oficialmente, estos ejercicios estaban encaminados a controlar «la preparación de las tropas, los jefes, los consejos políticos y de las organizaciones del partido en acciones militares organizadas para la defensa de la patria en condiciones de guerra conducida por todo el pueblo».

Los observadores declararon que, además de las tropas militares, participaron en los ejercicios policías del Ministerio del Interior, guardias voluntarias, creadas tras la invasión de Checoslovaquia, y jóvenes en preparación militar.

Para la mayor parte de estos observadores, el objetivo de estas maniobras es la llamada a un espíritu nacionalista, fuerte factor de cohesión nacional, ante el temor de una incidencia de los acontecimientos polacos en Rumanía, además de una comprobación de la capacidad defensiva rumana tras los últimos recortes al presupuesto para la defensa.

Precisamente, las huelgas polacas no han pasado inadvertidas para Ceaucescu, quien suspendió un proyectado viaje a Jordania para efectuar un gira con el jefe de los sindicatos de la zona de Gori donde los mineros se declararon e huelga hace tres años. Huelgas, que al igual que las desarrolladas en agosto pasado en Tirgoviste, por la falta de alimentos, son negadas sistemáticamente por las autoridades rumanas, que detentan el poder en uno de los países menos permeables de la Europa del Este. En esta ocasión, el propio Ceaucescu, lider indiscutido rumano, reconoció «las dificultades de los obreros».