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Eduardo Barreiros solicita suspensión de pagos para una de sus empresas

La empresa Centro Financiero Inmobiliario, SA, que preside Eduardo Barreiros Rodríguez, presentó ayer una solicitud formal de suspensión de pagos. El balance de situación realizado refleja un pasivo de 2.190 millones de pesetas, inferior en ochenta millones al activo. Entre los principales acreedores de Cefi, entidad financiera conocida por sus actividades en Andalucía, Canarias y Castilla, se encuentra -según publica Diario 16 en su edición de la tarde de ayer- su presidente y mayor accionista, Eduardo Barreiros Rodríguez, quien había aportado recientemente «de su bolsillo » 544 millones de pesetas.

Entre la relación de acreedores figura una serie de bancos entre los que destacan: Fomento (153,5 millones de pesetas); Internacional (166), Pastor (25), Occidental (333), Popular (25), Valladolid (181), Central (128), Vizcaya (68,5), López Quesada (54), Urquijo (108), Zaragozano (89) y Banca Catalana (9).

La decisión de solicitar suspensión de pagos fue adoptada por el administrador único de la sociedad, que ha convocado una junta general extraordinaria de accionistas para el próximo día 23 de octubre en primera convocatoria, con el fin de ratificarla, según se desprende de un anuncio publicado en el diario Informaciones el pasado martes.

La crisis de Centro Financiero Inmobiliario, precipitada por acreedores deseosos de cobrar, procede de los impagados registrados en los negocios que financiaba en Andalucía, Canarias y Castilla.

Centro Financiero Inmobiliario, SA, fue constituida en 1965 ante el notario Blas Piñar López, con un capital social de doscientos millones de pesetas, con objeto de dedicarse a actividades financieras. Sus acciones fueron admitidas a contratación en las bolsas de Madrid, Barcelona y Bilbao.

Eduardo Barreiros Rodríguez, cuyo balance personal en la suspensión de pagos refleja -según Diario 16- un superávit de casi setecientos millones de pesetas sobre un patrimonio de casi 2.000 millones, nació en Nogueira de Ramin (Orense), hace 61 años. Empresario autodidacta, se inició aún adolescente en los negocios. A los dieciséis años realizó su primera compraventa: compró una moto por quinientas pesetas, para después, una vez arreglada, venderla por 3.000.

Sus primeros años empresariales los dedica a pequeños negocios, como el asfalto de caminos vecinales y la compañía de autobuses de su padre. En 1947 se lanza a concursar en las obras del puerto de Garrucha. En 1950 se traslada a Madrid y el 1 de diciembre del 954 constituye la compañía Barreiros Diesel, Fábrica de Motores y Tractores, Sociedad Anónima, con un capital social de diez millones. Eduardo Barreiros aporta patentes, una finca rústica y la marca comercial, pero no dinero.

La empresa Barreiros Diesel obtiene un rápido éxito. A ello contribuyen las excelentes relaciones que: mantiene su dirección con los sucesivos Gobiernos y con el propio jefe del Estado, Francisco Franco. En 1966, la Prensa internacional le sitúa entre uno de los seis industriales más importantes de Europa.

Eduardo Barreiros, al que se había calificado de «diesel del régimen» o un «nuevo rey Midas», dirige a partir de entonces su actividad hacia las sociedades financieras y hacia la industria agropecuaria. Jefe de fila del clan Barreiros (integrado por sus hermanos Valeriano, Gracialiano, Celso y María y su cuñado Ignacio Liniers), acuñó en los años sesenta el decálogo del buen empresario. El primer mandamiento era hacer honor a los compromisos. «No hay que querer ganar para sí la última peseta», decía el séptimo.

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