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El Gobierno destina 60.000 millones de pesetas a sanear la tesorería, de la siderurgia integral

La reestructuración del sector siderúrgico integral, con una facturación anual próxima a los 173.000 millones de pesetas y una plantilla total de 43.000 trabajadores, será abordada de inmediato por el Gobierno, que aprobó en una de sus últimas reuniones el oportuno plan, en el que como primera medida se contempla la inversión de 60.000 millones de pesetas para hacer frente a las más urgentes necesidades de tesorería del sector.

Junto con estas inversiones directas por parte de la Administración, el plan de reconversión contempla la renegociación de las condiciones de los créditos con los principales acreedores de las empresas (fundamentalmente los bancos de Vizcaya, Bilbao y Urquijo), con el fin de establecer una estructura financiera en las empresas que implique unas cargas financieras sobre la facturación que no superen el 8%.En la actualidad, estas cargas financieras representan el 16% sobre el total facturado, afectando a un volumen de pasivo próximo a los 140.000 millones de pesetas.

En este sentido, la negociación con los acreedores de unas condiciones especiales de pago incluyen la fórmula del quita y espera. Altos Hornos de Vizcaya, la única empresa del sector integral con capital privado, ha obtenido la reconversión de su deuda de 60.000 millones en un préstamo especial con unas condiciones de amortización de quince años, a un interés del 1,5%, además de un préstamo adicional de 30.000 millones de pesetas.

El plan de reestructuración supone también la reducción de la participación de los costes salariales sobre la facturación hasta el límite máximo del 20%, en los próximos dos años. En la actualidad, los costes salariales suponen una carga sobre la facturación por encima del 30%, mientras que el sector siderúrgico, en la media europea, registra un coste salarial del 20 %, y hasta del 14% en países como Japón. Se persigue también el desarrollo de programas que reduzcan los costes unitarios de explotación y mejoren los rendimientos de las ventas a través de una política técnico-comercial similar a la adoptada en la CEE.

Como complemento a esta primera fase del plan de reestructuración, durante 1981, y a partir del momento actual, el Ministerio de Industria y Energía elaborará un programa de reindustrialización para la siderurgia integral, cuyo objetivo básico será situar el sector en condiciones competitivas respecto a la siderurgia europea.

En la elaboración del programa de reindustrialización, Industria contará con el apoyo de un comité consultivo, compuesto por igual número de técnicos de las empresas y de las centrales sindicales representativas del sector, y cuyo presidente y secretario serán designados por este ministerio.

Entre las medidas financieras que comporta el plan, se prevé el aplazamiento y fraccionamiento de las deudas contraídas con la Seguridad Social por parte de las empresas, e idéntica medida respecto a las deudas contraídas con la Hacienda Pública.

Asimismo, en breve se iniciará la negociación con las centrales sindicales en materia de empleo, salarios y productividad.

El abanico de medidas de reestructuración, durante los dos primeros años de vigencia del plan, se completa con el establecimiento de una normativa que regule para la siderurgia un marco de precios y competencias similar al que rige en la CEE.

Los defectos del sector

Entre las causas que determinan la caída del sector, integrado por tres empresas: Ensidesa, Altos Hornos de Vizcaya y Altos Hornos del Mediterráneo, figura en primer término la caída de la demanda. El consumo interior de productos siderúrgicos ha pasado, de doce millones de toneladas, en 1974, a ocho millones, en 1979. El plan siderúrgico aprobado en 1974 fijaba unas previsiones de consumo para este año de 17.600 millones de toneladas, y para 1982 se calculaban veinte millones. Las previsiones de consumo para este año, en base a los últimos datos reales, aseguran que no se rebasarán los diez millones de toneladas.En cuanto a los costes, el incremento es espectacular. Mientras la facturación, en el período 1974-1979, creció un 67%, los costes aumentaron en un 88%. En 1979, el coste de personal supuso el 397% de lo que representaba en 1974, y el componente de materia prima y energía, el 160 %.

El coste de personal (43.000 trabajadores de plantilla) en este año representa prácticamente el 30% de la facturación. Paralelamente, disminuye progresivamente el valor añadido por persona.

El objetivo de Industria en materia de personal es doble: de una parte, reducir las plantillas para adecuarlas a los niveles de producción real, no en cuanto a las previsiones que establecía el plan siderúrgico de 1974, y, de otra, una fuerte contención salarial que, permita paliar los efectos de la necesaria reestructuración de plantillas.

La nómina actual de los 43.000 trabajadores que integran el sector representa unos 60.000 millones de pesetas anuales.

En el área comercial, el plan previsto por Industria trata de, adaptar a España la actuación de la CECA (Comunidad Económica del Carbón y del Acero) en el área europea. Se persigue acabar con las importaciones en dumping y establecer unas normas de respeto al mercado mediante el establecimiento de unos precios mínimos que serán fijados por el Gobierno.

Dentro de esta misma área, se tratará de posibilitar el intercambio de productos entre las distintas empresas españolas, evitándose la concurrencia a mercados extranjeros.

Una vez concluido el plan de reestructuración aprobado ahora por el Gobierno, cuyo desarrollo está previsto para dos años, Industria propiciará el relanzamiento del sector para situarlo en condiciones de competitividad frente a Europa. Esta última etapa contempla un capítulo de inversiones aún no determinadas.

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