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Insólito homenaje a Gómez de la Serna en el Rastro madrileño

Entre una gigantesca pajarita de papel y un molino de brisas ya otoñales que espacian los compases del pasodoble y el cuplé, se celebró ayer un homenaje insólito a Ramón Gómez de la Serna, en el Rastro de Madrid, ese «ese fantástico mercado donde el alma encuentra su armario, y el embuste, su verdad», que resultó el escenario más idóneo para una evocación greguerística.

Holocausto artístico, gran subasta de starlettes de categoría internacional, exposición de pinturas de tema ramoniano y una muestra de objetos, ideas y juegos absurdos fue el contenido del acto como si lo hubiera pensado el propio homenajeado con sus amigos de la tertulia del café Pombo.En realidad, los organizadores del montaje son los pintores del grupo que hasta hace unos ocho años montaron sus exposiciones colectivas al calor de las calles de Madrid y que en los últimos tiempos han decidido recuperar por libre los artistas madrileños olvidados por la cultura oficial, como Juan Gris, Solana o el mismo Gómez de la Serna.

José Antonio Alcacer, Daniel Merino, Alfonso Piñuelas, Luis Fernando Aguirre, Luis Amón y Julio Álvarez, son algunos de ellos.

El actor Almodóvar presentó la gran subasta realizada con la generosa colaboración de la Orquesta Filarmónica de Londres, la novia de Reverte y Ronald Reagan, entre otros nombres igualmente increíbles, según consta en el folleto editado especialmente para la ocasión, donde se reproduce también el lote de bellezas por las que se podía pujar: las mujeres de los pintores, que acudieron disfrazadas para esto.

Cajitas de suspiros y otros objetos insólitos

Coronado de chistera florida, el pintor Julio Alvarez actuó como jefe de ceremonias del holocausto artístico -destrucción ritualizada de cualquier objeto tenido por arte-, que el propio Gómez de la Serna ya practicaba y aconsejaba practicar por sus benéficos efectos liberadores y que, según Julio Alvarez, convendría poner de moda.Mimoso, el martillo artista que se utilizó para instalar más de quince exposiciones, fue el instrumento que esgrimió el sacerdote para proceder al sacrificio.

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Cajitas para guardar suspiros y sellos de cartas de amor, un reloj eunuco de cuco -le faltaban las pesas-, la raqueta de tenis de Abderramán II o un tendido de gayumbos griegos -hojas artísticamente decoradas-, eran algunas de las cosas absurdas de la muestra que avalaban la insolitez del homenaje.

Vivir la vida divertidamente

«Nos conjuramos para no decir lo que cada uno preparaba y, sorprendernos así con las ocurrencias que hemos tenido», comentó Julio Alvarez. «Lo más importante de esto es que nos divertimos mucho. Somos amigos de toda la vida y nos reunimos aquí nosotros con nuestras familias y montamos el happening.Las pinturas de temas ramoniano, que son el plato fuerte de la exposición, se han trasladado ya a los jardines de Cecillo Rodríguez, donde se ofrecerá una versión continuada del homenaje mientras dure la Feria del Libro de Madrid. La junta municipal del distrito de Retiro apoya y contribuye al homenaje.

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