Un joven resultó muerto al ser corneado por una vaquilla en el encierro de Parla
Ramón Luis Fernández, un estudiante de dieciséis años, residente en Parla, resultó muerto el domingo a consecuencia de una cogida sufrida horas antes cuando participaba en el encierro taurino que se celebraba con motivo de las fiestas de la localidad. Otras 51 personas fueron ingresadas ese mismo día en la ciudad sanitaria Primero de Octubre para ser asistidas de las lesiones sufridas en ese encierro y en el celebrado en Móstoles. También en Fuenlabrada se celebró ayer un festejo similar sin que se hayan registrado víctimas.
Los encierros de Parla estaban este año mejor organizados que en ocasiones anteriores y se había establecido mayor número de refugios y más fiables a lo largo de una carrera de unos trescientos metros.El pasado domingo, a las ocho de la mañana, el camión de la ganadería madrileña de Mariano García de Lora, cargado con varios erales y con la vaca, se situó en el lugar preciso de la calle de Juan Carlos 1. Los cabestros habían sido desencajonados y esperaban la salida de la manada. Como siempre, cuando el primer toro abandonó el camión fue lanzado un cohete. Cuando estalló el tercer cohete todo el encierro estaba en la calle, según es costumbre.
Este año, sin embargo, tenía en Parla algo de especial: más de 10.000 personas se apiñarían en la antigua plaza portátil, convertida en plaza fija hace varios años y cuyo aforo es de 4.800 asientos. Una verdadera multitud.
Los expertos habían comentado que en estas condiciones de concurrencia los corredores deberían ser auténticos profesionales, porque los aficionados habrían de afrontar serios peligros, cuando no de provocarlos con su inexperiencia. O habría que confiar en la suerte, «que otras veces se había encargado de hacer muy buenos quites a los novatos». Ramón Luis, un estudiante de dieciséis años, el menor de cinco hijos de una familia residente en el pueblo, se había instalado en uno de los primeros refugios. En teoría estaba a salvo, pero este año los toros tardaron en agruparse, y un toro desmandado en un encierro es, a decir de los expertos, simplemente una fiera sin control.
Cuando veía llegar cada toro, Ramón se escondía. La última vez que se asomó, tal vez convencido de que no quedaba ninguno, se encontró de frente con la vaquilla. Varios testigos comentaron que «la vaca lo cogió por el pecho». Fue trasladado inmediatamente hasta el ambulatorio, que está muy próximo al lugar en que fue cogido, y de allí a la ciudad sanitaria Primero de Octubré. Falleció a las dos de la tarde.
En las dependencias médicas próximas se registró el ingreso de otros doce heridos de distinta consideración. Algunos de ellos, los más graves, fueron también trasladados a la ciudad sanitaria.
Muchos heridos en Móstoles
En Parla los tres encierros se habían anunciado, respectivamente, para anteayer, ayer y para el sábado próximo. Después de la tragedia del domingo, ayer los corredores se movieron con mayor cautela, algunos contusos, y nada más.Paralelamente, el sábado y el domingo habían sido organizados los encierros de Móstoles. También allí circularon noticias alarmantes: varias decenas de corredores habían recibido asistencia médica en las clínicas próximas. Como siempre, los rumores de tragedia se multiplicaron, ayer, lunes, diez personas procedentes de Móstoles y Parla seguían recibiendo cuidados médicos. Al fin se supo que solamente cuatro de ellas, según cálculos apresurados, padecían lesiones de consideración. Un portavoz del Ayuntamiento de Parla comentaba que, «según noticias llegadas del ayuntamiento, 52 personas precisaron curas o chequeos de urgencia el domingo, y que sólo un reducido número de ellas había sufrido lesiones más o menos graves».
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