Presiones para que Arabia homologue sus precios y duros enfrentamientos entre Irán e Irak
La OPEP presiona a Arabia Saudí para que incremente inmediatamente el precio de su petróleo de veintiocho a 32 dólares por barril, como condición previa para la adopción de un nuevo sistema uniforme y automático de subidas trimestrales de precios dentro del cártel exportador de crudo. Asimismo, la mayoría de los trece miembros de la organización quiere que los saudíes reduzcan su producción en un millón de barriles diarios y se adhieran a un compromiso global de reducirla en el futuro en momentos como el presente, en los que el mercado les es adverso por el exceso de oferta que existe.
Estos dos puntos centrales, Junto a los preparativos de la cumbre de jefes de Estado de la OPEP el mes próximo en Bagdad, configuran las discusiones de la reunión triministenal de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que, bajo extraordinarias medidas de seguridad, comenzó ayer en Viena. Asisten a ella los 39 ministros de Asuntos Exteriores, Finanzas y Petróleo de los trece miembros del cártel exportador.Esta es la segunda reunión triministerial que la OPEP celebra en sus veinte años de historia. Aunque originalmente está pensada como preparación de la cumbre de Bagdad, se ha convertido desde la primera jornada en un debate fogoso sobre precios y volúmenes de producción. El enfrentamiento político y armado entre distintos países miembros (Irán e Irak) ha acalorado este debate, cuya apertura estuvo incluso bajo la amenaza de un boicoteo por parte de la delegación iraní.
Pese a las presiones que existen para una nueva subida en los precios, es poco probable que de Viena surjan nuevos incrementos, que, por otro lado, serían fatales para las sombrías perspectivas de recuperación económica de los países industrializados. En este sentido, sólo la posibilidad real de la subida del petróleo saudí, hasta colocarle a los niveles mínimos decididos por la OPEP el pasado julio, en Argel, se hace plausible.
Arabia homologará sus precios
A este respecto, fuentes bien informadas confirmaron que el Gobierno saudí piensa, efectivamente, incrementar a 32 dólares el precio de su crudo. Pero esta subida de cuatro dólares será seguramente gradual, en dos fases, como la última, no siendo efectiva hasta principios del año próximo.
El precio en que Arabia Saudí vende su crudo (como principal exportador de la OPEP) es vital para cualquier acuerdo que tome la organización. Productor de un tercio del volumen de exportación total de la OPEP, ha sido capaz, ayudada por Irak, de modificar las condiciones del mercado, gracias a su alta producción. En estos momentos existe un exceso de oferta en el mundo, entre dos y tres millones de barriles diarios de un total de producción de la OPEP de veintisiete millones.
Como consecuencia de este exceso de producción, los precios de la OPEP han ido bajando paulatinamente en el mercado desde hace unos meses, después de casi un año y medio de salvajes incrementos de hasta un 150%. La actitud saudí y el incremento de la producción iraquí (entre los dos producen la mitad del petróleo de la OPEP vendido en el mundo) han creado problemas de venta al resto del cártel y ha agravado los problemas financieros de algunos de los países que atraviesan dificultades económicas, tales como Irán, Argelia e incluso Venezuela.
Irán, según medios industriales petroleros, está vendiendo sólo 800.000 barriles diarios de petróleo en el mercado, cuando hace tan sólo tres años, bajo el mandato del sha, exportaba seis millones. Sus necesidades financieras, por el contrario, han aumentado desde entonces, en parte como consecuencia de la revolución, y más, por un conflicto político-económico con Estados Unidos y Europa. Además, sus ventas externas de crudo se realizan primordialmente a países del este europeo y del Tercer Mundo, cuyo pago inmediato y en divisa fuerte es más que dudoso.
Argelia y Libia, aunque con más holgura, atraviesan también dificultades de parecido corte, ya que, aunque ambos países consiguen colocar en el mercado todo el petróleo que producen (dada su alta calidad), se han visto obligados a recortar su producción por razones políticas y de conservación y también a reducir algo las fabulosas primas que cobraban sobre sus precios oficiales.
Enfrentamiento Irán-Irak
Dentro de este contexto, el encuentro triministerial de Viena ha vuelto a abrir la caja de Pandora de las contradicciones implícitas que conviven en el consorcio OPEP. Ayer, por ejemplo, la delegación iraní se opuso tenazmente a que Irak resultase elegido presidente de la reunión, y amenazó con volverse a Teherán si así sucedía.
Esta actitud iraní obligó a Venezuela a hacer de mediador y sugerir que la presidencia recayera sobre Argelia, cuando, según las normas, tendría que haber sido para Irak. La delegación del Gobierno de Bagdad se quedó con la presidencia alterna, un eufemismo poco usual y ortodoxo en la OPEP, teniendo en cuenta además que Irak será la sede de la cumbre de jefes de Estado que, el próximo mes, conmemorará oficialmente el vigésimo aniversario de la organización.
Los in promptu iraníes no quedaron ayer sólo en esta rabieta En la sesión de la tarde, el agresivo ministro iraní del Petróleo, Alí Moinfar, pidió, nada menos, que la revisión total del informe del comité de estrategia de la OPEP, que seis países miembros del consorcio han estado elaborando durante dos años, bajo la presidencia del saudí Yamani.
Este informe, además, fue aprobado, en principio, por la organización en su reunión de Taif (Arabia Saudí), el pasado mayo. Teóricamente, la misión del presente encuentro de Viena era ratificarlo a nivel triministerial para su implementación por la cumbre de jefes de Estado el próximo mes, en Bagdad.
Incrementos automáticos
La importancia de este informe va en función de que contiene una propuesta para que la OPEP decida en el futuro sus aumentos de precio de una manera institucional.
La fórmula sugerida (véase EL PAÍS de 14-9-1980) son aumentos trimestrales, de acuerdo a unos índices matemáticos de inflación y crecimiento en Occidente y fluctuaciones de once divisas, incluido el dólar.
Con todo, la reunión triministerial de Viena está previsto que ratifique, con ligeras reformas, esta fórmula, y después pase a estudiar los incrementos de precios (especialmente, el saudí) que piden ahora los miembros más radicales del consorcio.
Un acuerdo sobre reducción de los volúmenes de producción es asimismo esperado, teniendo en cuenta que los países industrializados, con casi 6.000 millones de barriles de existencias, están al límite de su capacidad de acumulación. Aun así, los países industriales, según fuentes de las compañías, continúan almacenando a razón de dos millones de barriles adicionales por día.
La reunión de Viena terminará hoy, a nivel triministerial, y será continuada por otra, de carácter consultivo, a cargo de los ministros de Petróleo. Es en ésta donde pueden adoptarse las grandes decisiones que modificarían las actuales condiciones del mercado, ahora favorables extremadamente a los países consumidores. Pero para que haya decisiones, los trece ministros del Petróleo tendrían que cambiar el carácter consultivo de la reunión y convertirla en conferencia extraordinaria. Para ello, y según ha señalado Yamani, bastaría que Irán dejase de «hacer la revolución» dentro de la OPEP y se comportara. como «un buen chico». Algo que es poco probable que suceda mientras iraquíes e iraníes cruzan fuego de artillería y aviación en su frontera común.
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