La UGT de Navarra, convencida de que las bombas eran de ETA

«Puede pasar de todo: desde reivindicaciones falsas hasta que no se reivindique el atentado contra UGT y el PCE-EPK. Pero nosotros estamos convencidos de que no hay más que un autor, que es ETA. Si con este atentado pretendía justificar acciones posteriores, está claro que la maniobra les ha salido mal y que el pueblo se ha dado cuenta», aseguró ayer Guillermo Fernández, secretario de la Unión General de Trabajadores (UGT) de Navarra, durante una conferencia de Prensa celebrada en Pamplona, al término de una reunión mantenida por diversos partidos, sindicatos y organizaciones patronales para analizar las consecuencias de los últimos atentados.Las mismas fuerzas políticas y sindicales que el pasado día 2 convocaron en la capital navarra una manifestación contra «el asesinato y el terrorismo», difundieron ayer un comunicado, que no fue suscrito por el Partido Nacionalista Vasco -debido a las continuas alusiones que el texto hace a la manifestación antiterrorista, en la que no participaron los nacionalistas, aunque apoyaban sus objetivos-, en el que, después de condenar los dos atentados del pasado viernes, señalan «la grave irresponsabilidad en que incurren quienes, con sus. actuaciones antidemocráticas y su apoyo a ETA u otros grupos terroristas, están alimentando estos salvajes atentados».

Por su parte, la Diputación Foral de Navarra, a través de una nota oficial, ha condenado los atentados contra la sede del PCE-EPK y UGT, a la vez que solicita del Gobierno «la inmediata adopción de cuantas medidas prevé la Constitución, a fin de asegurar la paz y la libertad del pueblo navarro, a cuyo efecto ofrece la plena colaboración de la corporación, así como cuantos medios estén a su alcance».

Desde el pasdo viernes, las sedes de la mayoría de los partidos políticos de Navarra cuentan con protección policial. Para el mediodía de hoy, el PCE-EPK ha convocado una concentración en el paseo de Sarasate, de Pamplona. El pasado viernes, a primeras horas de la noche, una manifestación silenciosa, encabezada por dirigentes del PCE, recorrió algunas calles del casco viejo de Pamplona, mientras pequeños grupos les increpaban con gritos de «Urbiola askatu» («Libertad para Urbiola»).