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El CSD niega trabajo a Llopart

Hace más de un mes que Jorge Llopart entró en la historia olímpica. Medalla de plata en cincuenta kilómetros marcha, ha recibido ya más de un millón de pesetas por parte de los organismos deportivos como recompensa a sus esfuerzos. Trabajó duro entrenándose sobre casi doscientos kilómetros semanales, y de sus siete meses de matrimonio, tres los pasó fuera en régimen de concentración. Pero él no busca dinero en el deporte, dice que «no se puede trabajar y al mismo tiempo estar a un alto nivel deportivo». El se ha ofrecido como ATS al Consejo Superior de Deportes, pues ello le supondría una serie de ventajas a la hora de entrenarse, pero aún no ha recibido contestación

Ricardo de la Cierva, ministro de Cultura, cuando tomó. posesión de su cargo, manifestó que el deporte español tenía que dejar de ser subdesarrollado en los Juegos Olímpicos. Ahora ya hay al menos un deportista que ha logrado una medalla en el deporte rey: el atletismo. Y además en una prueba en la que el boicoteo de las grandes potencias no afectó al nivel de calidad. Si Llopart logró subir al podio en Moscú fue porque en el Ayuntamiento de Prat de Llobregat le dieron toda clase de facilidades para que pudiera entrenarse. Durante meses vivió única y exclusivamente para la marcha. Para los Juegos de Los Angeles será todavía un atleta de grandes posibilidades, pues el fondo requiere experiencia y no juventud, y para entonces tendrá 31 años. Sin embargo, aún nadie le ha garantizado una tranquilidad profesional.«Yo soy funcionario», dice Llopart, «en el Ayuntamiento de Prat, pero tengo el título de ATS y creo que podría desarrollar mi labor profesional en el Consejo Superior de Deportes. Allí me permitirían entrenarme mientras sea deportista en activo y luego ejercer ya a pleno rendimiento en el departamento médico. Hoy día lo que no es posible es compaginar el trabajo con el deporte de alto nivel, y de eso hablé a Jesús Hermida, pero no me dio soluciones concretas».

Llopart tiene un apretado programa de actuaciones hasta los próximos Juegos Olímpicos. El año que viene tomará parte en la Copa Lugano, que es el oficioso campeonato mundial de marcha; el siguiente serán los campeonatos europeos; después, la Copa Lugano de nuevo, pues se celebra cada dos años; y por fin, los Juegos Olímpicos de Los Angeles; todo esto combinado con la actuación en pruebas menores, pero todas ellas de gran fondo, veinte o cincuenta kilómetros, que obligan a una larga y estudiada preparación. Por la distancia en que es especialista Llopart, sus competiciones no pueden ser muchas al año. En Madrid prácticamente se le desconoce, y no porque el atleta así lo quiera: «Mi deseo es que el próximo campeonato nacional de cincuenta kilómetros sea por las calles madrileñas. Cuando volví de los Juegos entrené algunos días y la gente me reconocía y animaba. Antes me llamaban de todo, menos tío».

Un hombre popular

El nivel de popularidad de Jorge Llopart es, al menos en Barcelona, comparable al de cualquier figura mundial del deporte. La gente le saluda por la calle, le pide autógrafos, le presenta a los niños. Llopart siempre tiene unas palabras cariñosas para ellos. La fama no se te ha subido a la cabeza. Sigue siendo el mismo que antes de ganar la medalla de oro en los europeos de Praga.Por aquel entonces tenía novia, pero no pensaba casarse hasta después de los Juegos, pues su preparación le iba a tener fuera de. casa muchos meses. En una de sus concentraciones, en Canarias, conoció a Mari Carmen, una asturiana que trabajaba en el parador donde se hospedaba, y se casaron: «No fue de penalti, simplemente que me dije que ésta no se escapaba, y me casé. De esto hace ya siete meses, de los que tres los pasé concentrado. Fue muy duro, pero era necesario si quería hacer algo en Moscú.

Cuando subió al podio en Moscú se puso el escudo de España en el chandal. No se dio cuenta de que tapó el anagrama comercial de la prenda y ello sentó muy mal a los altos ejecutivos de la firma: «Pero me da igual, porque ellos no me pagan un duro; bueno, ni ellos ni ningún otro en lo que se refiere a la indumentaria deportiva. Simplemente hay dos casas, una de zapatillas y otra de vestimenta, que me regalan el material».

Llopart ahora descansará un mes en la tierra de su mujer. Luego le esperan de nuevo los entrenamientos: «Son momentos muy duros. Hay que hacer muchos kilómetros en solitario y llegan a cansar. Si los aguanto es porque los aplausos del estadio, los ánimos de la gente, que ni siquiera conozco, me dan fuerza moral para seguir y seguir».

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