Otra olimpiada más
Y se han ido las olimpíadas. Y han apagado ya la olímpica antorcha. Y se apaga conjuntamente el actualicismo que el Moscú-80 mantuvo en estos días todos. Y los que se van no volverán. O volverán, tal vez, pero mucho más cambiados y modificados. Serán diferentes, en definitiva.Y hubo un Carter que frunció el ceño nada más percatarse de tal acontecimiento deportivo. Y hay un Breznev que no le va a la zaga al anterior y hace lo propio, frunciéndolo también.
Y fue una Olimpiada principalmente carterboicoteada. Y otros muchos le siguieron la corriente e hicieron ídem por ídem, o boicoteo por boicoteo.
E incluso RTVE compró (como en otras tantas ocasiones) la película a los norteamericanos. Y, a su manera, boicoteó también las olimpiadas políticas (perdón, quiero decir deportivas). Fue un boicoteo, eso sí, muy a lo español. Un boicoteo que comenzó, primero, con la caza y captura (o apresamiento) de una serie infantil que tenía como protagonista a la mascota de estas tales olimpiadas políticas (deportivas, perdón). Luego siguió el plan boicoteo con las mismas retransmisiones destructivas (aunque quisieron hacerlas ver como deportivas) de los propios acontecimientos y desarrollo de estas competiciones semimundiales (porque faltaron algunos que también son de este mundo y no de otro).
En definitiva, a mí se me antoja que fueron (estas que han pasado) unas olimpíadas con mucha política de por medio y con poco deporte del de verdad. O, a lo máximo, fueron unos juegos deportivos, sin Olimpiada a nivel mundial. En todo caso fue, como mucho, parcial. Muy parcial y mal repartida. Una Olimpiada poco olímpica./
Lanzarote.
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