Misioneros españoles denuncian matanzas del Ejército guatemalteco

Al menos 36 personas fueron asesinadas por el Ejército el pasado día 4 en la localidad guatemalteca de Cotzal, según declaraciones de misioneros repatriados de aquel país que a última hora del viernes participaron en un «acto de solidaridad» convocado por el obispado de León.Los misioneros, que pidieron que se silenciara sus nombres por temor a futuras represalias, aseguraron que fuerzas del Ejército, equipadas con helicópteros, ametrallaron a la población de forma indiscriminada, después de que un pequeño destacamento con sede en la citada localidad fuera sorprendido durante la madrugada por un ataque de las guerrillas del departamento de Quiché.

Los cadáveres, en número de 36 y entre los que se encontraban mujeres y niños, fueron arrojados a una fosa común, según testigos presenciales.

Otros dos misioneros españoles -José María Gran y Faustino Villanueva- fueron asesinados por soldados o bandas paramilitares en el mismo departamento hace menos de dos meses, mientras que un tercero, de nacionalidad filipina, desapareció tras ser secuestrado por grupos ultraderechistas.

El «calvario de la persecución» contra los campesinos, los religiosos, los sindicalistas y los «subversivos» se extiende ya por todos los campos de Guatemala, donde decenas de cadáveres son descubiertos diariamente, informa la agencia AFP desde Costa Rica.

Esta acusación ha sido lanzada por el clero guatemalteco, que ha justificado así su reciente decisión de suspender su labor pastoral en la provincia de Quiché, situada al norte del país. Esta región montañosa, poblada por indios, es una de las más pobres del país y es escenario, desde hace meses, de sangrientos enfrentamientos entre guerrilleros de la extrema izquierda, por un lado, y el Ejército guatemalteco y la extrema derecha, por otro.

Los sacerdotes católicos decidieron abandonar las iglesias de la región, con el fin de denunciar la falta de seguridad que encuentran en su labor pastoral.