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Un soldado, presunto autor de la muerte de un chatarrero

El soldado de veinte años, Fernando Periche Camisón, es el presunto autor de la muerte del propietario, de un almacén de chatarra, José Álvarez, conocido como el Guaje, cuyo cadáver fue encontrado el pasado día 15 en el furgón que utilizaba como oficina, situado en el kilómetro doce de la carretera de Valencia. Según la información de Ia policía, el muchacho se ha confesado autor de la muerte, tras haber mantenido una discusión con la víctima, a la que había acudido para que le diese trabajo.Según parece, el Chatarrero ofreció al joven un salario escaso para las estimaciones de éste, quien asegura también que la víctima le hizo propuestas de relaciones homosexuales, a las que el soldado se opuso. A raíz de la discusión se originó una pelea, y Fernando Periche golpeó a José Alvarez con un hierro en distintas partes de la cabeza, que causó la muerte del chatarrero.

Una semana después de los hechos, inspectores de la policía detuvieron a Periche Camisón en el curso de las investigaciones que iban dirigidas hacia todas las personas que habían sido vistas con el fallecido en las horas antes a su muerte. Personas que habían visto al chatarrero con un joven moreno, delgado, de pelo corto y de una edad aproximada, identificaron a Fernando Periche que poco después fue detenido y se confesó autor de los hechos.

José Alvarez tenía sesenta años, estaba casado y tenía un hijo. Había nacido en Asturias, se le conocía por su buen humor y era una persona apreciada en los medios en que se desenvolvía. Aunque mostraba cierta dejadez en su indumentaria, no era en modo alguno un vagabundo, según las personas con las que se relacionaba.

El presunto asesino conocía a la víctima desde hace años, pues el chatarrero poseía antes un taller de desguace en la carretera de Andalucía. Según el informe policial, tiene antecedentes por hurtos de vehículos. Ha sido puesto a disposición judicial.

Posible suicidio

Las investigacaciones policiales encaminadas al esclarecimiento de la muerte de Miguel Riera Alvarez-Campano, de 73 años, fallecido el pasado martes por herida de arma blanca cuando se encontraba en un taller de reparación de electrodomésticos de su propiedad, situado en el número 25 de la calle Orense, señalan la posibilidad de un suicidio. Los bomberos habían acudido al lugar al presentarse un incendio en el local, que en principio se creyó era la causa de la muerte.El dictamen forense indica que la trayectoria seguida por el puñal fue prácticamente horizontal y a la altura del quinto espacio intercostal. Asimismo, en el momento de ocurrir los hechos no se detectó la presencia de ninguna persona extraña. Según las declaraciones de la esposa del fallecido y la empleada del taller, que se encontraban en un cuarto contiguo al del suceso, no escucharon nada anormal ni oyeron abrirse la puerta del local, que tiene un sistema avisador acústico.

La información policial apunta por último a las circunstancias personales por las que atravesaba el anciano, que había perdido recientemente a un hijo en circunstancias aún no esclarecidas totalmente y que, según algunas versiones, le habían sumido en una gran depresión.

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