Desembarco de una fuerza conjunta franco-británica en Nuevas Hébridas
El intento secesionista de los habitantes de Espíritu Santo, en el archipiélago de las Nuevas Hébridas, dirigido por el líder rebelde Jimmy Stevens tuvo un fin incruento ayer, con el desembarco en la isla de una fuerza conjunta anglofrancesa de infantes de marina.La operación militar, decidida por Londres y París, ante la negativa de Stevens de poner fin a la rebelión, ha conseguido restablecer, al menos momentáneamente y sin derramamiento de sangre, la unidad territorial del archipiélago, que accederá a la independencia a las cero horas del miércoles 30 de julio.
La rebelión comenzó el pasado 28 de mayo, cuando Jimmy Stevens, un jefe local y ex conductor de bulldozers, apoyado por los colonos franceses y un primitivo ejército de nativos, armados con flechas y lanzas, expulsaron a la policía de habla inglesa y proclamaron la independencia de Espíritu Santo, la mayor y más rica isla del archipiélago.
La razón fundamental aducida por Stevens es que no querían ser absorbidos por la capital, Port Vila, donde un Gobierno anglófono, dirigido por el reverendo Walter Lini, ganó las elecciones generales en mayo.
Tras varias semanas de vacilaciones por parte del Gobierno de París, motivadas, de una parte, por sus obligaciones derivadas del condominio, y, de otra, por los ataques de los gaullistas, los franceses enviaron ayer un destacamento de infanteria de marina desde Nueva Caledonia, para unirse a los marines británicos estacionados en Port Vita.
El cogobernador francés del archipiélago, Jean Jacques Robert, se trasladó ayer a Espíritu Santo para anunciar la inminente operación militar a los rebeldes, operación llevada a cabo bajo mando francés, para facilitar el desembarco. Los marines de ambos países aterrizaron en Luganville, capital de la isla, en helicópteros.
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