Derecho a la monogamia

Me alegro mucho de la página entera dedicada el pasado día 18 de julio al proyecto de ley sobre divorcio. Conozco personalmente algún caso verdaderamente lamentable de personas arruinadas por larguísimos procesos eclesiásticos, por los honorarios de abogados sin escrúpulos, que mientras los costos judiciales (en concreto en el Tribunal Eclesiástico de Madrid) ascienden a 27.000 pesetas solamente, no han dudado en explotar las desgracias de los demás viviendo a costa suya. A esto no creo que venga a poner remedio un sistema de divorcio, si se va a seguir admitiendo en tribunales civiles a semejantes «profesionales». No dudo que haya habido bochornosas irregularidades, de las que la víctima es siempre la que menos entiende, y se confía en alguien presumiblemente entendido.Prefiero, personalrnente, prescindir en absoluto de la institución civil del matrimonio, que a este paso no me sirve para salvaguardar mis convicciones y vivir en mi conciencia según mis principios, los cuales sus, colaboradoras consideran «caducos y desfasados», pero que siguen teniendo su vigor en una parte -mayor o menor, eso habrá que verio- de los ciudadanos del Estado. Si eI poder no quiere garantizarnos el derecho a la monogamia, pobrecillo; si no se atreve, qué lástima./