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Un recambio para Abril

(...) En el terreno de la pura especulación política, más o menos apoyada en rumores, confidencias y conspiraciones, no es imposible que el último servicio que Fernando Abril preste a Adolfo Suárez sea el de disfrazar su dimisión irrevocable como un cese disciplinado en aras de los altos intereses del partido. En el ámbito de la realidad económica es, incluso, probable que el desgaste a que ha estado sometido el vicepresidente haya llegado al límite de la ruptura. Y ello no tanto por falta de apoyos en el Gobierno, en el partido y en las organizaciones empresariales, como por el exceso de envidias que su poder ha despertado y los estrangulamientos, retrasos y quejas más o menos justificados que su gestión económica y su estilo de gobernar la economía ha levantado en el Parlamento, en la prensa y en las centrales sindicales. (...)Pero Fernando Abril seguramente sabe que en estos momentos no es su cabeza política la que está en juego como precio de una nueva imagen política, ni siquiera como hipoteca de un nuevo estilo de conducir la economía. La batalla entre «barones» y «fontaneros» se juega en otro campo, en el que las venganzas políticas y, las ansias de recuperar parcelas de poder perdidas importan más que la propia necesidad del recambio y aún más que las ventajas que pueda ofrecer la solución de recambio. (,,,)

3 de julio

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