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Barre explicará en Madrid la posición de París ante el ingreso de España en la CE

Raymond Barre, primer ministro de Francia, explicará hoy en Madrid la decisión de su Gobierno de condicionar el ingreso de España y Portugal en la CEE a la previa reestructuración de las políticas agrícola y financiera de la Comunidad. Este será el tema central de las conversaciones que Barre mantendrá en Madrid con el presidente Suárez, que se esperan discurran con cierta frialdad y en las que no se descarta que surjan otros temas que en las últimas semanas han provocado un creciente clima de tensión hispano francesa, como son las actividades de ETA en el sur galo y los incidentes sufridos por camiones y pesqueros españoles en territorio francés y en aguas comunitarias.

El objetivo del encuentro Suárez-Barre (con el que el primer ministro galo devuelve la visita que el presidente español le hizo a París el pasado mes de noviembre) no es otro que el de clarificar, de una vez para siempre, la actitud de Francia ante cuestiones claves que afectan a la política interior y exterior de España. En primer lugar, el proceso de integración de España en las Comunidades Europeas, tema que el profesor Barre, ex vicepresidente de la Comisión Europea, conoce a la perfección y en todos sus detalles.En las últimas semanas, el presidente Giscard d'Estaing y el propio Barre han hecho pública la posición del Gobierno de París en favor de una reestructuración de las políticas financiera y agrícola de la CEE antes de que se culmine su segunda ampliación. La actitud francesa -que exime a Grecia-, enmarcada en un cierto aroma electoralista, ha sido sectindada por el canciller federal, Helmut Schmidt, aunque sin la contundencia gala. El argumento empleado por el propio Barre en Tréveris, Alemania Federal, fue el de decir que se hace necesaria una reestructuraciónde la Comunidad antes de que ingresen España y Portugal para evitar que la CEE se convierta en una especie de OCDE de los años cincuenta.

Este comportamiento tajante, que Francia quiere colgar de las espaldas británicas con motivo de los debates intracomunitarios sobre el presupuesto de la CEE -que incluyen sólo un compromiso interino hasta 1982-, ha cogido de sorpresa al Gobierno español que daba por hecho, no sin un cierto triunfalismo, que España sería país undécimo de la CEE a primeros de 1983.

Páginas 13 y 14

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