Duro mitin del sector "sabiniano" contra la dirección del PNV
La concentración de apoyo a los componentes de la junta municipal del PNV de Bermeo, recientemente expulsados del partido, no obtuvo el eco esperado por sus promotores, pero sirvió para poner de manifiesto, una vez más, la pervivencia en el seno del partido fundado por Sabino Arana de rasgos que aunque podrían ser calificados de arcaizantes, no son incompatibles Con un acusado radicalismo ideológico, no tan distinto del que caracteriza, por ejemplo, a Herri Batasuna.Así, la reivindicación, como plenamente actual, de la doctrina creada hace 85 años por Sabino Arana; la advocación al lema «Dios y ley vieja», como referencia ideológica fundamental, o la defensa a ultranza de unas estructuras organizativas propias de una sociedad rural, convivieron con toda naturalidad en los discursos que se sucedieron el domingo, con referencias constantes a la independencia, como objetivo irrenunciable, o con alusiones a los «intereses oligárquicos» encarnados por los «nacionalistas de última hora, que quieren destruir el partido». Unas 3.500 personas, según los organizadores del acto, y «no más de 1.500», según fuentes de la dirección oficial del partido, siguieron con idéntico entusiasmo unas y otras expresiones en el mitin celebrado en el frontón bermeano, y que estuvo presidido, junto con los dirigentes locales sancionados, por los más significados representantes del sector Ormaza. Sin embargo, ni Josu Arenaza, ni Ramiro Cardona, ni el propio Antón Ormaza hicieron uso de la palabra, pese a que el nombre de este último fue coreado por los asistentes. Su actitud puede ser interpretada como un intento de evitar la agudización de las tensiones internas. El senador Ramón de la Sota, único parlamentario presente en el acto, tuvo interés en aclarar a los periodistas que su asistencia no debía interpretarse como un desafío a la dirección, sino como «una llamada a la concordia. Antes éramos cuatro pelagatos, a los que nos llamaban cavernícolas, y ahora el Parlamento y el Gobierno aparecen llenos de desconocidos a los que llaman técnicos», dijo en su intervención un concejal de Sestao que acudió para transmitir «la solidaridad de la juventud». «No nos importa que nos llamen cavernícolas, porque en las cuevas de Santimamiñe habitaron los primitivos vascos», había dicho poco antes el representante de la junta de Begoña, «pero algunos no pueden decir lo mismo, porque de donde provienen es de sus lujosos chalés». Y añadió: «Si alguien debe crear un nuevo partido, no somos nosotros, que seguimos -siendo nacionalistas, sino quienes deberían estar, más que en el PNV, en un partido autonomista vasco-español».
No al federalismo español
El historiador nacionalista José Estornes Lasa, veterano militante navarro, aseguró: «Si el partido va a dejar de ser nacionalista, es mejor que desaparezca, porque para hacer mero federalismo español ya hay otros». Fue el propio Estornes, antiguo comandante de gudaris, quien arrancó los más sonoros aplausos al aludir a Marx como «una birria comparada con Jesucristo» e ironizar sobre ciertos dirigentes, que son «curas renegados que no se atreven ni a nombrar el cristianismo».
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