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Comienzan las restricciones de agua en la periferia de Madrid

Las restricciones en el abastecimiento de agua se están convirtiendo estos días en el principal problema de algunos de los más populosos ayuntamientos de la provincia a medida que se acerca el verano. Alcalá de Henares, con cerca de 200.000 habitantes; Móstoles, con unos 120.000, y Paria, que se acerca a los 60.000, son los principales municipios que padecen el problema en estos momentos.

Pasados ya tres meses de la presentación de la propuesta hecha por el Ayuntamiento de Alcalá al Canal de Isabel II para llegar a un acuerdo provisional respecto a las concesiones de agua del río Sorbe, éste sigue sin contestar. El director general del canal había prometido su respuesta antes de quince días a la propuesta de la Mancomunidad del Sorbe en el sentido de que mientras no esté terminada la presa de Beleña, el canal ceda durante el verano el agua que recoge del mismo río (concedida por un decreto ministerial por los municipios mancomunados) y que le resulta totalmente gratis. Pero aún no lo ha hecho. El canal exigía a finales del pasado invierno que los citados municipios le pagasen unos setenta millones en concepto de retribución por el agua que durante los últimos veranos les cedía para compensar el escaso caudal que el Sorbe lleva en la época estival. Pero los ayuntamientos afectados consideran que el agua ha de ser gratis, ya que ellos la ceden así durante el resto del año.En la actualidad, las restricciones de agua de Alcalá son muy fuertes y algunas zonas llevan casi sin agua desde hace veinte días. A esto se une la avería que sufren los servicios de bombeo de algunas urbanizaciones desde el pasado jueves. Hay otras urbanizaciones que no sufren esta situación, pero, según el concejal de aguas y saneamiento del ayuntamiento, Jesús Pajares, en estos momentos Alcalá necesita unos doscientos litros más por segundo en su caudal de recepción para alcanzar la normalidad. De los quinientos litros por segundo como mínimo que necesita la población, el caudal actual sólo llega a los 370.

«La situación», dice Jesús Pajares, «es malísima, y los problemas, muy graves». La presa de Beleña está parada, según el concejal, quien señala que hasta agosto no entrará en fase de decantación la depuradora y hasta septiembre no comenzará a depurar el agua. Asimismo, ayer se cerraba el plazo para la cesión de terrenos por donde ha de pasar el canal de desdoblamiento. El ayuntamiento ya tiene concedido un crédito de 150 millones de pesetas del Banco de Crédito Local para las obras y la respuesta afirmativa de los propietarios, pero el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo aún no ha aportado la cantidad que le corresponde.

Ante esta situación, el ayuntamiento espera salir del atolladero empleando los 150 millones en las primeras obras y poder proceder a la subasta de las mismas, en el mes de octubre, para que poco después comience la construcción, lo que podría asegurar su terminación para el verano de 1981.

De momento, la situación es grave, ya que gran parte de la población carece del mínimo abastecimiento de agua, carencia que en algunos sectores de la ciudad es prácticamente total. Una situación similar existe en Parla, donde en el verano de 1979 se registraron serios incidentes debidos al problema. Sin embargo, parece que se acerca la solución del problema, ya que el próximo día 23 está fijado el plazo para la terminación de las obras de enganche iniciadas hace nueve meses.

En la actualidad, el abastecimiento de agua de Parla solamente cubre cuatro horas al día, aunque en algunas zonas las restricciones son más rígidas, cuestión que afecta también según la altura de las viviendas. El próximo día 23 se celebrará el enganche con una fiesta.

También habrá fiesta en Móstoles, la fiesta del botijo, el día que terminen las obras que realiza allí el Canal de Isabel II. El plazo para su terminación, según promesa del alcalde, Bartolomé González, es el 28 de junio. Aquí las restricciones son más graves, puesto que en la mayoría de la población sólo se recibe agua poco más de una hora al día. En alguna urbanización el problema no existe en la práctica por la existencia de pozos propios, pero en otras partes se ha hecho necesario, en ocasiones, el abastecimiento por medio de camiones-cisterna. Y estos problemas parece que se incrementan los días festivos, ya que, al ser una ciudad dormitorio, la población no disminuye durante el día, al no ser día de trabajo.

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