La irresistible ascensión de un maestro rural
Antiguo maestro de escuela ejerciente a lo largo de veintitrés años, padre de dos hijos, Eulogio Gómez Franqueira representa el caso más fulgurante y espectacular de acceso al poder económico y político que se ha dado en las dos últimas décadas en Galicia.A partir de una pequeñísima parcela de poder local adquirida en el municipio orensano de Castrelo de Miño, como concejal en tiempos del franquismo y presidente de la Hermandad de Labradores, escaló desde 1963 la cima de una organización cooperativa provincial -UTECO Orense-, que desarrolló a pasos agigantados sobre criterios de estricta eficacia y de riguroso pragmatismo empresarial. Así como hoy él mismo suele autotitularse con buen humor «el hombre con más huevos de toda España», aludiendo a las ingentes cantidades de este producto ganadero, que comercializa bajo la marca Coren, antes se ha dicho de Franqueira que fue el único capaz de vencer a los americanos, a raíz de la hábil jugada comercial que hizo a la multinacional Swift. De modesto profesor rural, que complementaba el escaso salario de la época con funciones improvisadas de técnico en las partijas de las herencias de los campesinos de la zona, pasó a detentar la cúspide más importante de las decisiones que se tomaron en su provincia. Con la ayuda generosa del más polémico director que tuvo la Caja de Ahorros de Orense, Ricardo Martín Esperanza, tejió la primera estructura económica de UTECO, que, en menos de diez años, se convirtió en un verdadero holding de granjas de gallinas, conejos, vacuno, fábricas de piensos, mataderos, etcétera.
Su fortuna personal es uno de los más inescrutables mitos de los hombres de empresa gallegos. EL PAIS obtuvo de fuentes fidedignas la versión de que Franqueira tiene unos beneficios económicos mínimos anuales de diez millones de pesetas, incluido su salario de 300.000 pesetas al mes como director de la Caja Rural, sus ingresos como parlamentario y la rentabilidad de más de cuarenta granjas de las que es propietario.
Fuentes extraoficiales de los medios financieros gallegos no dudan en situar la fortuna personal de este hombre en cotas superiores a los 2.000 millones de pesetas, cálculo que él mismo desmintió recientemente a EL PAIS, calificándolo como «absolutamente fantasioso y carente del más elemental realismo». El hecho comprobable es que Franqueira hace por vocación una vida totalmente austera y alejada de cualquier signo externo de ostentación social. Por el contrario, es un hombre que vive absorbido, casi obsesivamente, por su trabajo empresarial -ahora, también por su dedicación política a UCD, partido en el que es diputado y vicepresidente regional-, hasta el punto de que siempre se mantiene fuera incluso de las mínimas relaciones sociales.
Su formación intelectual e incluso política proviene del galleguismo histórico, en cuyas filas llegó a tener militancia muy activa en el Partido Galeguista antes de la guerra. Durante el franquismo se mantuvo prudentemente alejado de la política oficial, a pesar de que fue procurador durante dos legislaturas de las Cortes anteriores, sin enfrentarse nunca con los poderes fácticos de entonces ni con el falangismo de forma directa. Sus discrepancias personales le ocasionaron, sin embargo, algunos disgustos con varios gobernadores civiles y él, a su vez, contribuyó a que cayeran algunos de estos regidores provinciales.
Personalmente es un hombre abierto y razonable, que suele afrontar directamente todas las cuestiones por vidriosas que sean. En los últimos años mantiene fuerte relación personal y política con Pío Cabanillas, con el que capitanea toda la política de UCD en Orense y buena parte de la gallega. El actual presidente de la Junta de Galicia, José Quiroga y muchos de los mandatarios provinciales o regionales (José Antonio Trillo, Victorino Núñez, etcétera) son hombres de su entera confianza, incluso relacionados con él por razones empresariales.
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