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La policía incauta un alijo de cocaína valorado en 300 millones de pesetas

La policía ha logrado detener a los ocho componentes de una banda de traficantes de droga e incautar un importante alijo de seis kilos de cocaína. El cerebro del grupo era un boliviano que había sido detenido hace algo más de un año en el aeropuerto de Barajas con otro alijo de unos once kilos de la misma droga, y puesto en libertad en junio de 1979. Los investigadores han recogido también varios productos para tratar la cocaína, bolsas con doble fondo, y han aclarado todos los pormenores del tráfico. Se ha calculado que el producto habría salido al mercado por casi trescientos millones de pesetas.Los detenidos son: Marcelo Zambrana, de 31 años, presunto jefe de la banda; Eduardo Quiroz, de veinticinco; Guillermo Rocabado, también de veinticinco; Blanca Elena. Justiniano, de veintidós; María Esther Osuna, de veintitrés, todos ellos de nacionalidad boliviana, y Ramón Luis Valcárcel, de 49, y sus dos hijos, Emilio y Santiago, de veintidós y veinticuatro años, los tres españoles.

El curso que seguía la droga comenzaba en la región boliviana de Santa Cruz de la Sierra, seguía en Lisboa y terminaba en Madrid. El traslado se hacía en dos fases: los bolivianos actuaban como correos hasta la capital portuguesa. Ramón Luis se hacía cargo de la droga en Lisboa y de su traslado a Madrid, donde la vendía.

Por este procedimiento, el grupo había conseguido trasladar a España siete kilos de cocaína en dos primeros envíos, y seis más en el que ahora ha incautado la policía como parte de la operación de captura de la banda. Desde que fue liberado, después de su primer arresto con el alijo de once kilos, en junio de 1979, Marcelo Zambrana había hecho dos viajes al extranjero, en los cuales trasladó personalmente dos cantidades que sumaban los siete kilos posteriores. Esta droga ya. habrá sido distribuida por Ramón Luis Valcárcel.

Además de los útiles para la manipulación de la cocaína, los policías han ocupado tres armas de fuego, dos escopetas y un rifle, y, en poder de Ramón Luis, una importante cantidad de joyas que, según se cree, corresponden a pagos de consumidores de estupefacientes.

Ramón Luis, reputado como delincuente habitual, trabajaba como ordenanza en un colegio municipal de Madrid. Había adquirido recientemente un chalé en Colmenar Viejo y su nivel de vida era muy alto.

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